Son más de 20 minutos, pero aconsejo, con entusiasmo, este vídeo de este joven abogado valiente y clarividente, Álvaro Bernard, en su canal:
Un vídeo que merece la pena escuchar. No es corto ni podía serlo porque entender de algo, también de una canallada, exige tiempo. Y el proyecto de Ley de Memoria Democrática, presentado por la vicepresidente del Gobierno, Carmen Calvo… es una canallada.
Una ley que pretende interpretar el pasado: una versión oficial de la historia: la II República fue un periodo idílico y pacífico, en la guerra civil mataron los franquistas que siguieron matando durante la dictadura, mientras los pobrecitos republicanos, los antecesores de doña Carmen Calvo, se dedicaban a cuidar a pobres y menesterosos.
El autor, mis felicitaciones, comienza advirtiendo que el derecho no tiene que interpretar el pasado sino el presente.
Prosigue denunciando otro de los mantras propagandísticos del Sanchismo: la guerra civil fue una guerra entre los buenos, los republicanos y los malos, los franquistas. ¿De verdad es esta la memoria del pueblo español sobre II República, la Guerra civil y el franquismo?
Más, la ley Calvo no sólo interpreta el pasado sino que pretende cambiarlo. Por las buenas o por las malas: no sólo adoctrinando a las nuevas generaciones (sobre todo en los colegios, donde se ensañará con niños indefensos ante la manipulación), también por las malas: con régimen sancionador incluido. Si alguien se atreve a discrepar sobre las tesis oficiales será multado con entre 200 y 150.000 euros.
Concluye el autor: castigar a la gente por lo que piensa, no por lo que hace. Es la mejor definición de dictadura.
Pero llegamos al meollo del video, a doña Clara Campoamor, a la que Carmen Calvo pone como ejemplo y personificación de los principios de esta ley vengativa. Es la misma mujer (Campoamor, no Calvo) a la que Pedro Sánchez homenajeó e Iglesias alabó. Y resulta que el vídeo lee textos de Clara Campoamor en los que asegura que en la II República, el Frente Popular (socialistas, comunistas y anarquistas y separatistas) impusieron su salvajismo: saquearon comercios, amenazaron a los comerciantes, asesinaron a todo aquel que se oponía a sus caprichos, etc.
Todo esto, tres meses después del triunfo del Frente Popular, en 1936. Todo esto ocurría durante la II República y antes de la Guerra Civil y del Franquismo.
No sólo eso. Clara Campoamor, la musa de Carmen Calvo, recuerda que los milicianos (socialistas, comunistas y anarquistas) al margen de toda legalidad, comenzaron a arrestar a la gente, no sólo fascistas y católicos, sino en su bestialidad, al final hasta los miembros del partido radical así como a compañeros de sus propios partidos… poco radicales.
Campoamor califica a los milicianos como “chusma”. La misma Campoamor abandonó Madrid a principios de septiembre.
En resumen, en el gobierno del Frente Popular (el mismo que tenemos hoy con Pedro Sánchez, socialistas, comunistas y separatistas), siempre según Campoamor, habría elementos democráticos y otros que no lo eran.
El sanchismo se distingue por acallar a los vivos y manipular a los muertos. La ley De Memoria democrática está especializada en lo segundo. Pero identificar a Clara Campoamor como adalid de la ley de Memoria Democrática, resulta hasta demasiado, incluso para Carmen Calvo y Pedro Sánchez.