Leído al historiador Daniel-Rops acerca de la manera con la que Roma cuidaba su Imperio. "Como en otras partes, la política romana mostró en Asia aquella feliz mezcla de fuerza y de ductilidad que la convirtió en la obra maestra de los métodos conquistadores. Hay regímenes más cómodos que el de la anexión, pues un vasallo rinde a veces más servicios que un súbdito. Las ciudades helenísticas fueron declaradas autónomas y, en muchos países, las dinastías indígenas, mantenidas en el trono, se vieron confiar el cuidado del orden y el pago de los impuestos".

Y lo peor es que el presidente de la Generalitat ha ofendido a los españoles demasiado

Traducido al eterno, y pesadísimo, problema autonómico español. Permita a los nacionalistas catalanes que cobren ellos los impuestos, que relancen a los mossos o incluso que el presidente de la Generalitat represente al Gobierno de España en las colonias. Eso sería lo acertado y, desde el ejemplo romano, los nacionalistas catalanes tendrían razón.

Ahora bien, existen varias diferencias entre Roma y el actual 'conflicto' catalán en España. En primer lugar, Roma permitiría estas libertades a cambio de lealtad. El problema catalán es ese. Que falta lealtad por parte del delirio nacionalista catalán (El derecho a delirar es la última obra de un no-nacionalista). Y en cuanto al cobro de impuestos se utilizaría para el embuste habitual de asegurar que España nos roba, cuando lo cierto es que el resto de España, ahora mismo, está trasfiriendo dinero a Cataluña, no al revés. Según la quimera nacionalista, ahora sería Cataluña la que estaría robando a España. Y lo mismo ocurre con los mossos, utilizados para desafiar a Madrid el pasado 9 de noviembre.

Más problemas para llegar a un acuerdo. En Moncloa ha surgido la tentación de dejar que los nacionalistas se cuezan  en su propia salsa. Con tal de despreciar a España, el señor Artur Mas se ha dejado llevar por los chicos de ERC, de Oriol Junqueras (ambos en la imagen), y ahora no sabe cómo desprenderse del abrazo del oso.

Los nacionalistas catalanes se han apropiado del conjunto de Cataluña, nacionalista o no, y han insultado al resto de España. Toda la actitud de Artur Mas, desde hace 18 meses, se puede resumir así: "No quiero convivir con ustedes, señores españoles". La respuesta, tácita o explícita, de Juan Español es muy sencilla: ¿Qué pasa? ¿Usted no quiere convivir conmigo? ¿Es que huelo mal?

Y Mariano Rajoy es un político: por tanto, sabe que ahora el español medio está ya tan cabreado con Artur Mas como con el PP. En el caso del PP por los ajustes, un agravio, pero en el caso de CiU por sus ofensas a todo lo español y a todos los españoles.

Por tanto, cualquier concesión -y Montoro acaba de hacerles una concesión importante, al asumir la deuda de las CCAA- no sólo no es agradecida desde Barcelona sino que cabrea al votante del PP. ¿Para qué, entonces, dialogar?

Pero lo más importante: no existe un ideal común entre Madrid y Barcelona. Ojo, lo que quiero decir es que tanto las fuerzas del Parlament como las del Parlamento español, carecen de ideal, llámenlo nacional, patriótico o como lo deseen. Ambos han abandonado las raíces cristianas de una España que nos entiende sin esos valores cristianos. Y sin ideal común, no hay forma de crear nada. Esto es lo más grave de todo.

Aún así, ¿aún es posible el acuerdo? Sí, pero el ensoberbecimiento de Artur Mas es ahora quien lo pone más difícil. No está dispuesto a cambiar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com