• Artur Mas no acaba de creer en la independencia de Cataluña pero ha convencido a muchos millares que sí lo creen.
  • Mientras Rajoy aprovecha la catalanofobia creada por Artur Mas para ganar las elecciones del 20-D.
  Insisto: los independentistas catalanes se dividen entre los que no quieren la independencia y los que sí la quieren pero ignoran sus consecuencias. Artur Mas pertenece a los primeros. Lo suyo es una cabezonada no exenta de narcisismo, incluso se ve como mártir pero no se ve en una Cataluña independiente. Entre otras cosas porque es un burgués acomodado que no quiere volver a la caverna. Y no porque los catalanes sean cavernícolas sino porque la globalización le condena a la pobreza a una Cataluña independiente. Ahora bien, Mas ha actuado como un aprendiz de brujo. Él no se cree la independencia pero la gente que ha arrastrado tras de sí, el fontanero de Tarragona, sí se lo ha creído. Ese es el problema. Y por eso ahora Mas es prisionero de Junqueras y de los chicos de la CUP. Pero lo peor de todo no es eso. Lo peor es que, para muchos catalanes, la separación de España se ha convertido en su objetivo en la vida, en su nuevo dios. El nacionalismo deifica la nación. Lo malo es que cambiar a Cristo por una ideología no sólo es peligroso: es frustrante. Es cambiar a Dios por un pequeño ídolo, cambiar al Creador por lo que ha creado. Mala metafísica es esa. Al otro lado, los españoles, representados por Mariano Rajoy, se paren en dos: los que pretenden aprovechar la catalanofobia, lógica (Rajoy hablaba en la mañana del miércoles del cansancio de millones de españoles ante esta agresión a sus sentimientos). Muy cierto. De lo que no se da cuenta Artur Mas es de que les está diciendo a los españoles: no quiero saber nada contigo, hueles mal. Pero al mismo tiempo, los anti-independentistas se dividen entre los ciertamente preocupados por la unidad de España y lo que les interesa la unidad del Estado porque quieren mandar en él. El primero es la mayoría del pueblo español, el segundo es, por ejemplo, Mariano Rajoy. Eulogio López eulogio@hispanidad.com