- El problema de la independencia catalana no es que sea económicamente inviable: es que es injusta.
- La banca contra los independentistas: y tienen sus razones.
- Caixabank y Sabadell siempre han tenido un plan B en caso de independencia: trasladar su sede a Madrid.
Ocurrió en el
Sabadell, pero pueden hacerlo extensivo a Caixabank, los dos grandes bancos catalanes.
Josep Oliú y su consejero delegado,
Jaime Guardiola, tonteaban con los grupos nacionalistas, más que nada para que les dejaran en paz. Pero entonces, durante una reunión para captar inversores, en Madrid, alguien les preguntó qué haría el Sabadell si se declarara la independencia catalana. La respuesta fue clara:
marcharse a Madrid.
Y me parece muy lógico, porque hay razones financieras para oponerse a la independencia de Cataluña. Las expresadas por
la banca el pasado viernes, por ejemplo. Por supuesto, no son los argumentos más importantes pero, por ejemplo: ¿se imaginan ustedes un país en el que los créditos estuvieran denominados en euros
y los depósitos en una moneda local de nuevo cuño devaluada hasta el extremo? Hasta ahí, la banca tiene toda la razón con su comunicado del pasado viernes (AEB y CECA).
A ver si nos entendemos. Claro que un país de siete millones de habitantes puede sobrevivir. Y puede ser muy pujante. El problema es que
parte de una moneda común y salir del euro es más difícil que entrar. Pero la economía nunca decide el futuro de los pueblos. Otra cosa es que los pueblos que se empeñan en negar la economía puedan salir trasquilados. Pero no creo que ese sea el caso de Cataluña. Los catalanes, de las piedras, hacen panes.
No, el problema de la independencia catalana no es que sea injusta.
Artur Mas no es consciente de que ahora ha ofendido, no al Gobierno español, sino a Juan Español, que empieza a estar harto de estos '
engreídos y arrogantes catalanes, que no quieren convivir conmigo'. Y, en efecto, el nacido en Sevilla tiene tanto derecho a que no le arrebaten su Cataluña
como el nacido en Girona a decidir su independencia de España.
Por otra parte, la independencia de una parte de un país inserta en un proyecto plurinacional (Europa) resulta algo complicado. Por eso,
y por las razones económicas que alega la banca, lo que Artur Mas pretende es una independencia virtual. Así, se podrían quedar en el euro y sin fronteras ni aranceles, y Bruselas nada podría decir. Eso sí, Cataluña se rodearía de una nomenclatura propia y un Estado virtual, con embajadas y con Hacienda, pero sin política exterior y sin capacidad de recaudación. A muchos independentistas, si eso no reduce su tren de vida,
les basta para mantener la misma bandera y la misma insatisfacción.
Pero el problema no es que el proceso independentista sea inviable; es algo muchísimo peor: es injusto.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com