- Por ejemplo, la violencia legal e institucional.
- La técnica del nacionalismo catalán: harás lo que yo te digo.
- Te impongo lo que quiero, pero ojo, sin violencia: sólo con la coerción de la ley.
- El sofisma del independentismo catalán: todo lo que aprueba una institución democrática es demócrata y pacífico. Pues no.
El
nacionalismo catalán, mismamente un día después de que
Artur Mas (
en la imagen) se volvió loco, se planta ante Madrid y dice lo siguiente: yo no soy como el
nacionalismo vasco que asesina gente, yo no asesino a nadie. Por tanto, usted, Madrid, no puede impedirme que haga lo que me venga en gana, incluida la
independencia total, porque lo hago de forma democrática.
El problema de la
democracia es que sólo representa el peor de los sistemas políticos posibles, una vez descartados todos los demás.
Y el problema del
pacifismo es que se olvida que no sólo existe la violencia física, sino otros muchos tipos de violencia. Por ejemplo, la
violencia legal e institucional, que consiste en la elaboración de leyes injustas y coercitivas (una reiteración: todas las leyes son coercitivas).
Y así surgen textos legales como el del
Parlamento catalán en plena efervescencia de la chifladura artúrica: "
La Asamblea Constituyente dispondrá de plenos poderes. Sus decisiones serán de obligado cumplimiento para todo el resto de poderes públicos, personas físicas y jurídicas. Ninguna de sus decisiones será tampoco susceptible de control, suspensión o impugnación por parte de ningún otro poder, juzgado o tribunal".
Para entendernos, aquí se hace
lo que yo digo y se lo pongo al resto del país, a 46 millones de españoles. Es una coerción pero no es violencia porque lo ha apoyado una institución democrática.
¿Y qué? Si mañana el Parlamento español aprueba los
Presupuestos europeos es posible que los 27 países restantes procedieran a darnos un caluroso corte de mangas. Este es el
sofisma del Parlamento catalán: como no asesino todo lo que digo debe ser aceptado por propios (todos los catalanes, también los no separatistas) y extraños (todos los españoles). Pero yo no soy violento, que conste.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com