Lo que no tiene pase es lo del tirano chino Xi Jinping (perdón, demócrata porque ahora se ha vuelto ecologista y feminista). Pero no lo duden, la prensa occidental seguirá identificado a Donald Trump como el responsable de la actual guerra comercial con China y, de rebote, con Europa.
Porque la Reserva Federal y el Banco Central Europeo influyen sobre la cotización del dólar y del euro emitiendo más o menos dinero. Es cierto, que utilizan, y mal, esa facultad y que están creando un océano de liquidez que está devaluando el conjunto de la economía mundial.
Ahora bien, nunca, como hace el tirano chino, se les ocurriría utilizar la devaluación de la moneda para aumentar las importaciones chinas y reducir las importaciones.
No debería extrañarnos, porque la tiranía china se ha convertido en potencia mundial gracias a la explotación de sus trabajadores, obligados a esclavizarse para sobrevivir y en una odiosa política comunista que ha empleado del capitalismo salvaje para crear algunas de las principales fortuna del mundo y macroempresas dirigidas por el Partido Comunista chino.
El problema no es el valor de la moneda sino la cantidad de moneda en circulación.
La guerra comercial no la ha iniciado Donald Trump. La inició Xi Jinping y sus antecesor, al igual que él, repugnantes liberticidas. Además de la explotación de sus trabajadores, la tiranía China se ha convertido en una potencial mundial gracias a:
1.Se ha aprovechando de los mercados abiertos de Occidente mientras cerraba el suyo a las empresas occidentales.
2.Toda empresa china en el exterior, al menos en España, se dedica al fraude fiscal, ejerciendo, por tanto, una competencia desleal con las empresas patrias.
3.Ha comprado empresas con la única intención de hacerse con patentes y procesos -más importantes éstos que aquellos- y luego trasladar la producción. O al menos el ‘know how’ a China. Traducido: los chinos se dedican a copiar.
O vuelves al patrón-oro o dejas fluctuar libremente monedas. Mejor lo primero, que sí, que es posible
En cualquier caso, volviendo a la tramposa devaluación del yuan: el problema no es el valor de la moneda sino la cantidad de moneda en circulación. Y así, o vuelves al patrón-oro o dejas fluctuar libremente tu moneda. Mejor lo primero, sin duda: y sí, es posible regresas al patrón-oro, ojalá lo hiciéramos. Pero si vivimos en lo segundo, lo menos que se les puede exigir a los chinos es que jueguen limpio. Y si no lo hacen -que no lo harán- hay que imitar a Trump. Aranceles a go-gó, no para sacar ventaja sino para evitar que los chinos continúen jugando sucio. Que es lo que hacen desde que juegan a “un país, dos sistemas”: tiranía comunista en política, capitalismo salvaje en economía.
Trump tiene toda la razón en este punto, que no en otros. Por ejemplo, cuando apoya el homosexualismo o arremete contra los hispanos. Europa debería apoyarle.