El político español más parecido a Donald Trump es una mujer: Isabel Díaz Ayuso. Contra ambos se ha desatado una cacería en sus ‘ámbitos de cobertura’. Contra Díaz Ayuso en toda España, contra Donald Trump en todo el mundo. Ambos mataron a Manolete.
Díaz Ayuso era fascista, idiota y ligeramente asesina. Contra ella se han lanzado la oposición, los sindicatos, los medios informativos. Encima gobierna en coalición con el ciudadano Aguado, un personaje al que cualquier amigo pregunta cada mañana: “Ignacio, ¿cuántas veces me has traicionado hoy?”.
Contra Donald Trump y contra Isabel Ayuso se ha practicado una auténtica cacería
La embestida anti-Ayuso resultó especialmente virulenta, cruel, vitriólica, con la llegada del Covid. El gobierno central, con la sinceridad que caracteriza a Sánchez y la nobleza que distingue a Illa, le forzaron a un estado de alarma particular, sólo para Madrid. Se trataba de humillar a Madrid, uno de los centros del PP.
Pues bien, vuelve a repetirse la paradoja, que ya no debería serlo. Madrid no ha cerrado la hostelería, no ha destruido al comercio, solo ha confinando la ciudad los fines de semana, es, en suma, lo que menos ha dado la vara a sus ciudadanos, la menos liberticida de toda las regiones… y ha conseguido pasar a ser una de las comunidades con menos muertos por habitante, a pesar de ser la zona con más hacinamiento de toda España.
Es decir, se repite la paradoja: los países europeo que no hicieron el loco, que no practicaron el liberticidio salvaje de Italia y España… sufrieron menos el covid que España e Italia.
El miedo ha obturado las mentes y así seguimos con la masoquista carrera por ver quién confina más, quién anula más libertades. En resumen, quién es más estúpido y quién es más tirano
Madrid era una bomba vírica, dijo el caradura Emiliano García Page cuando es, precisamente, su comunidad la que se lleva la palma en fallecidos por habitante.
Madrid gana, Moncloa pierde. Ayuso tenía razón y Sánchez estaba equivocado. Se ha repetido el patrón COVID: a más liberticidio más muertes. Pero el miedo ha obturado las mentes y así seguimos con la masoquista carrera por ver quien confina más, quien anula más libertades. En resumen, quién es más estúpido y quién es más tirano.