• Que no, que hoy no es el Corpus: cuando la Iglesia cedió ante el Estado.
  • Para ponerlo fácil, que es la mejor manera de ponerlo grave.
  • Y ahí empezó el problema de la relaciones Iglesia-Estado en España.
Hoy, jueves, cuatro de junio, las teles no dejan de repetir que estamos en "el Corpus", con operación especial de tráfico incluida. La verdad es que se trata de una fiesta local madrileña, pero cuando se paraliza Madrid, en esta España tan descentralizada, resulta que se paraliza media España. Pero resulta que hoy, jueves 4, no es el Corpus. Me explico: el Corpus Christi, la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es el próximo domingo día 7 de junio. La cosa empezó cuando un Gobierno, no sé si del PSOE o del PP, pero podía haber sido cualquiera de los dos, decidió que ni el jueves de La Ascensión ni el Corpus (dos de los tres jueves del año que relumbran más que el sol), ni San José, serían fiesta laboral. La Conferencia Episcopal Española pidió permisos a Roma para trasladar la Fiesta del Corpus y se lo concedieron. Por lo tanto, el Corpus es el domingo, no el jueves. Y así, este jueves cuatro de junio ocurre que es fiesta civil, en Madrid, pero no fiesta cristiana de precepto. ¿Ocurre lo mismo en otros países? No, allí la Jerarquía no cedió y si hay que trabajar en una fiesta laboral lo que se hace no es trasladar el precepto sino facilitar a los feligreses que cumplan con ese precepto. Creo que ya les he contado cómo un Jueves de la Ascensión me encontraba en Nueva York. Era día de precepto y la Iglesia de al lado del hotel había cambiado sus horarios de misas: Entre 6 y 9 de la mañana el párroco había colocado siete eucaristías. A la que yo acudí no cabía un alfiler. Todo el mundo estaba allí con la cartera de trabajo y las tarteras de mediodía asomando. Pero estaban. Lógico, si verdaderamente crees en la Eucaristía merece la pena madrugar más para cumplir con el precepto el día de trabajo. Pero en España no, en España la jerarquía eclesiástica cedió para "ponerlo fácil" al feligrés. Ocurre que al cristianismo no se aviene con lo fácil sino con lo difícil, pues estrecha es la senda, etc., etc., etc. Ponerlo fácil es la mejor manera de ponerlo grave. O sea, de ponerlo fatal. Ahí empezó el problema: continuas cesiones de la Iglesia española al Estado, como si pensara que con ello iba a ganarse al Estado, representante de el mundo (ya saben: lo de el mundo, el demonio y la carne). Moraleja: no acaricies a la serpiente: te picará; no se lo pongas fácil al feligrés: se entibiará. Eulogio López eulogio@hispanidad.com