La propuesta de doña Isabel Celaá, resulta una profunda novedad ya que consiste en que la distancia de seguridad en las aulas escolares, entre infante e infante, se reduzca de un 1 metro cincuenta centímetros a un metro veinte. Y es que el virus del Covid es un bicho saltarín pero poco atlético: más de un metro veinte y se cae al suelo con gran estrépito, de morros. Es una evidencia científica.
Si nos lo tomamos en serio, o sea, si nos tomamos en serio a Isabel Celaá, debemos concluir que los gestores de la pandemia continúan ensañándose con los niños. Recuerden que en marzo les encerramos en casa y les catalogamos como agentes contaminantes de primer orden. Eran los culpables.
Con ello esclavizamos también a los padres, que tenían que trabajar en casa y, al tiempo, cuidar y enseñar a sus niños.
Los gestores de la pandemia continúan ensañándose con los niños. No les deben caer bien
Eso sí, Celaá les obligará a seguir llevando bozal. Bueno lo propondrá a las comunidades autónomas. No olviden que vivimos en cogobernanza: el gobierno central propone y el gobierno central dispone… tras consultar a las regiones.
Sí, los pobres críos tendrán que llevar mascarilla, que es algo muy divertido entre los pequeños. Se las intercambian se les caen, se les rompen o las utilizan como pañuelos.
Está claro que la idiocia crece en progresión geométrica con el miedo al virus. Pero no entre la infancia, sólo en el Ministerio de Educación del Ejecutivo Sánchez. El Covid es un bichito tan pequeño que, si se cae de la mesa, se mata.