• Se puede saber mucho de cristianismo sin ser cristiano.
  • Hay una incapacidad de esta generación para trasmitir a la siguiente una serie de valores morales primarios. 

Así llama Marga, receptora de revelaciones, a la fe que reciben aquellos niños "cuyos padres jamás les hablarán de Cristo pero sí harán un festival en el colegio vestidos de angelitos y podrán un belén en su casa. Así aprenden que todos los elementos de la fe son decorativos". Amarga ironía. Supongo que a esta religión kirch es a la que algunos tildan de cultura cristiana. Recuerdo que cristiano no es aquel que posee cultura religiosa, tampoco el que cree en Cristo, sino el que ama a Cristo. Por eso, eso que se llama cultura cristiana puede quedarse en poco menos que nada. Porque el cristianismo no es un qué sino un quién. No se trata estudiar sino de hablar con Dios. A lo mejor esa aparente incapacidad para formar a nuestros hijos tiene que ver con la respuesta de Juan Pablo II cuando le preguntaron por la maldad del mundo actual: No -respondió- esta época es como cualquier otra. No peor. Pero hay algo que la distingue de todas las demás: la imposibilidad de una generación de trasmitir a la siguiente una serie de valores morales fundamentales. Es como si alguien hubiera conseguido aislar a las distintas generaciones. Eulogio López eulogio@hispanidad.com