Al final, el 1 de mayo de 2018 acabó en la demagogia habitual de las dos grandes centrales, CCOO y UGT, dos cadáveres no enterrados que continúan viviendo de la subvención pública. En su día cumplieron su papel y ahora no se sabe qué papel cumplen.
CCOO y UGT exigen trabajo de por vida sin relación alguna con el bien común
A la postre, el sindicalismo de CCOO y UGT recuerda aquel socialista que gritaba aquello de que “se mueran los ricos y las mujeres de los pobres”. Y es cierto, así se solucionaba la pobreza proletaria. Incluso el paro, dado que la demanda de trabajo descendería mismamente a la mitad, de una tacada.
Sueldos sin relación alguna con la productividad
Escucho ahora a Unai Sordo y a Pepe Álvarez (en la imagen) y me recuerdan el viejo grito sólo que, en esta ocasión, con cargo, no a la peste de ricos y señoras de pobres sino a cargo del Estado: trabajo asegurado de por vida aunque no colabore al bien común, salarios mejores sin relación alguna con la producción que generan cantidad y calidad, y pensiones dignas aunque no haya dinero ni para pagar las indignas. Ya saben: pensiones dignas con… “los hijos que no tuvimos”.
Pensiones sin relación alguna con los hijos que no tuvimos
Pues eso, que todo se arregla con el viejo grito: “Que se mueran los ricos y las mujeres de los pobres”. Bueno como Sordo y Álvarez (en la imagen) se han vuelto feministas, los cambios: “Que se mueran los ricos y los maridos e hijos de las pobres”.