- Porque puede hacerlo todo mejor que el hombre salvo decidir entre el bien y el mal.
- Las máquinas podrán predecir lo que necesitamos. ¡Qué horror!
- Avance tecnológico es cuando entregamos nuestra libertad a cambio de comodidad.
- De esta forma, renunciamos a nuestra libertad por nuestra comodidad.
- La ética del maquinismo consiste precisamente en eso: impone el principio moral de que lo que puede ser, debe ser.
- Y ojo al dato: las cosas son lo que son, no lo que cada uno cree que son.
Se
llama Susana Voces y es directora general de eBay, la empresa de subastas por Internet para España y Portugal. En una entrevista con
El País, asegura que "
las máquinas van a poder predecir perfectamente qué necesito y cuándo". Lo que me sorprende es que
la ejecutiva presenta ese escenario como una gran ventaja.
Y digo yo, ¿no sería mejor que en lugar de dejarle a la máquina que me diga lo que necesito decidir yo mismo y lo que necesito para mí mismo?
Porque las decisiones de compra, entre otras cosas,
conllevan una forma de vida y una batalla permanente contra el consumismo, que nos hace esclavos de nuestros caprichos.
Recapitulemos: la libertad consiste en dirigir tu propia vida bajo el imperio de la razón.
Ni un objeto externo ni otra persona deben decidir por ti: debe hacerlo tu conciencia bien formada.
La máquina es idiota porque es aleatoria, respecto a las normas, normas que le ha proporcionado otro ser humano. En cualquier caso, te conviertes en un esclavo.
Esclavo de la persona que creó la máquina y, lo que resulta más lamentable, de la propia máquina, que concluye según la ecuación (ahora decimos
algoritmo, pero que conste que es una chorrada)
que le ha introducido otro ser humano.
En cualquier caso, no eres tú quien decide. Has perdido tu libertad.
Lo curioso es que
Susana Voces, una mujer que si no fuera muy inteligente no habría llegado a la Dirección General de
eBay, plantea esta esclavitud como si fuera un gran avance tecnológico.
Por lo demás, doña Susana,
todo se puede comprar y vender menos lo importante de la vida. Por ejemplo, el amor. Eso no lo puede comprar nadie.
Pero no hay que irse tan allá. El problema más grave del maquinismo es que
la máquina es más eficaz que el hombre, tan eficaz que sólo hay una cosa que no puede hacer: no distingue entre el bien y el mal. Por eso, hace una década,
su empresa puso en subasta una forma eucarística, o sea a Dios mismo (consagrada por el Papa Benedicto XVI, que alguien había robado en una celebración litúrgica en Roma). No, no se trata de un trozo de pan que los católicos creen, saben, que ese trozo de pan es Dios. O no lo es, pero no puede serlo o no serlo según quien lo crea. Las cosas son lo que son. Y esta cuestión no es tangencial, porque
la ética del maquinismo consiste precisamente en eso: impone el principio moral de que lo que puede y debe ser.
Y la máquina, esto es, la Dirección de
eBay, que le deja pensar a la máquina (o sea, que no piensan en modo alguno) no puso pegas al sacrilegio. Las pusieron sus clientes, claro, y entonces dio marcha atrás, no fuera a perder
reputación corporativa, es decir, ventas.
En cualquier caso, las máquinas al servicio del hombre, no el hombre al servicio de la máquina. Es el primer mandamiento de la tecnología. Lo mismo ocurre con la ecología: el planeta al servicio del hombre,
no el hombre al servicio del planeta.
De otra manera, renunciamos a la libertad. Y sin libertad, progresaremos hacia la animalidad. No porque los animales carezcan de máquinas sino porque carecen de libertad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com