El Plan de Recuperación que Moncloa ha presentado en Bruselas es algo así como la danza de los siete velos. Cada día nos depara una novedad, la de hoy, peor que la de ayer pero mejor que la de mañana.
El último gol nos lo ha metido la vicepresidencia de Podemos (bueno de una de las confluencias), Yolanda Díaz. Los empresarios que se acogen al erte no pueden despedir a los acogidos, y entonces, Díaz, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aprovecha para bloquear el despido por causas económicas: si no hay ingresos tengo que reducir gastos.
Si estiras un poquito la medida tendríamos el despido prohibido y el contrato obligatorio. Hasta la liquidación de la compañía y más allá.
La única solución para salir del paro crónico en el que vive España son las tres normas: despido libre, cuotas bajas y salarios dignos.
Por contra, la ministra Díaz quiere prohibir el despido, así que supone que no habrá paro. Claro que habrá, la empresa quebrará y todos los trabajadores se quedarán en la calle.
Es muy inteligente doña Yolanda.
El empresario despide cuando no factura y contrata cuando está facturando más y necesita más mano de obra.
El empresario puede ser un egoísta pero no tiene por que ser un sádico. Y para que no pague poco, lo que único que tiene que hacer el Estado es obligarle a pagar un salario adecuado. Y eso se consigue con un salario mínimo digno, a partir del cual se edifique la escala salarial.