• Santo Rosario: la mejor arma para estos tiempos de guerra.
  • Entre otras cosas porque "debemos prepararnos para sufrir grandes pruebas dentro de poco, tales que demandarán de nosotros una disposición a perder la vida".
  • Y contra eso, decía Karol Wojtyla, el mejor arma es el Rosario.
  • El afeminado es el único que no teme a la Mujer. La Virgen María es 'la mujer'.
  • Cuando todo parezca perdido, ella será nuestro único asidero.
Hoy, día de la Virgen del Rosario y aniversario de la Batalla de Lepanto. Lo primero es más importante que lo segundo y lo segundo está tan olvidado como lo primero. Decíamos, aproximadamente anteayer, en Hispanidad que cuando a Juan Pablo II se le preguntó (nada menos que en 1981, que ya ha llovido) por el Tercer Secreto de Fátima respondió a lo polaco, con una sinceridad que casi da miedo: "Nosotros debemos prepararnos para sufrir grandes pruebas dentro de poco, tales que demandarán de nosotros una disposición a perder la vida, y una total dedicación a Cristo y por Cristo… Con vuestras oraciones y las mías es posible mitigar esa tribulación, pero ya no es posible apartarla, porque solo así la Iglesia puede ser efectivamente renovada. ¿Cuánto tiempo llevará la renovación de la Iglesia surgida de la sangre? Ese tiempo, demasiado, no será de otra manera. Nosotros debemos ser fuertes y estar preparados, y confiar en Cristo y en su Madre, y ser muy, muy asiduos en el rezo del Rosario". No negaba nada el sincero polaco, ni tan siquiera por prudencia, pero también ofrecía la solución más prudente, que no consistía en jugar a la adivinación sino en abandonarse en la oración del momento y en el único apoyo del cristiano para tiempos de tormenta; la Santísima Virgen. Decía Chesterton que los afeminados son los únicos que no temen a la mujer. En sentido inverso, aunque paralelo (que ya es difícil), los cristianos somos los únicos que sabemos de la fortaleza de Santa María, 'la mujer', por antonomasia. Y cuando todo esté perdido, Ella será nuestro único asidero. Pero tranquilos, se trata de un asidero inexpugnable. Concluyo: el hábito más prudente y más osado, todo a un tiempo, de ahora mismo, es el rezo del santo Rosario. Un consejo: pónganse a ello de inmediato. Sin duda, la mejor arma para estos tiempos de guerra. Eulogio López eulogio@hispanidad.com