El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado el miércoles 14 que es legal que el Banco Central Europeo (BCE) compre deuda pública de países en dificultades. De entrada, si esta noticia se hubiera producido en Estados Unidos, el cachondeo hubiera sido monumental. De hecho, no se habría producido. Los norteamericanos tienen el monopolio del emisión de dólares, la moneda respaldada por el mayor ejército del mundo y por la primera economía financista del mundo, por lo que los estadounidenses tienen mucho interés en fabricar dinero para salir de la crisis. Y salen a corto plazo, claro está, a costa de destrozar toda la economía mundial. Una buena economía, hay que repetirlo, no es aquella que fabrica mucho dinero sino la que produce muchos bienes y servicios necesarios para el bien común. El dinero es un medio, no un fin

En cualquier caso, comprar deuda es una manera de animar a los países a endeudarse… Que es lo que no deben hacer. Que el señor Mario Draghi compre deuda que nadie compraría si no es a alto precio, anima a los políticos a endeudarse… Y luego tienen que pagar esa deuda apretándoles el cinturón a los ciudadanos a golpe de impuestos. Ocurre lo mismo que cuando todos nos congratulamos porque el Tesoro español pueda emitir deuda a precios asequibles. No hombre no, la buena noticia sería que España no necesitara emitir deuda ni cara ni barata y que empezara a pagar lo que ya debe que ronda el 100 por 100 del PIB. Porque como los gobiernos sigan endeudándose, ríanse ustedes del colapso económico mundial de 2007. Y todo por la misma causa: fabricar dinero. 

Lo bueno no es vender deuda a buen precio, sino no tener necesidad de emitir más deuda
En paralelo, ha surgido otra noticia: Alemania ha conseguido el déficit fiscal cero en 2014. Por delante de todos los grandes de Europa y por delante de Estados Unidos. Y eso está muy bien, pero Alemania también tiene una deuda que se le come por los pies. 

Así que el BCE podrá anunciar ahora la compra de deuda de países en dificultades. Sí, es una media solidaria porque la pagaremos todos a escote y si Europa tiene que ser un país los más ricos deben ayudar a los más pobres. Pero conste que la única buena noticia que podemos esperar de la deuda pública es su desaparición. Y lo mismo ocurre con la deuda de las empresa o de las familias. Lo mejor es vivir sin deuda y hacer bueno el viejo aforismo de Charles Dickens: la serenidad es cuando ganas 20 libras y gastas 19. La infelicidad viene cuando ganas esas 20 libras y gastas 21.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com