- En privado, asegura que Satanás anda suelto. Allí en el Vaticano.
- Ergo el cisma no viene, el cisma ya está aquí. Y la Gran Tribulación… también.
- Mientras la figura del Papa se difumina en cuestiones concretas y fáciles de manipular: el amor por los pobres, por ejemplo.
- ¿Dónde se deja ver el cisma real? En la falta de respeto a la Eucaristía, por ejemplo.
- Producto, a su vez, de la falta de fe.
- También, en la protestantización de la Iglesia.
- O en la Iglesia convertida en una ONG por muchos.
- Y en la rijosidad ambiental, que tanto daño ha hecho a la mujer y a la familia.
Discurso de Navidad del Papa Francisco a la Curia Vaticana. Lo cuenta
Religión en Libertad. El
Papa (
en la imagen) les suelta que
hay traidores en el Vaticano. Así, para romper el hielo. Es decir, alguno de los presentes, por ejemplo.
En privado, por ejemplo a un empresario español, el Pontífice le pide que rece por él porque
el demonio anda suelto. El aludido lo toma como una metáfora, una imagen, y Francisco insiste y concreta: "que digo que el demonio anda suelto aquí, en el Vaticano".
Para entendernos, alguien dijo esto: "
el cisma ya ha empezado. El cisma no es abierto, es encubierto. El cisma comienza desde la misma curia y se ha preparado antaño, con anterioridad, y encuentra el camino abonado en tantos corazones dispersos y egoístas, corazones que no escuchan la voz de Dios y siguen sus instintos, corazones utilizados por el Príncipe de las Tinieblas, en una mayor o menor medida".
Para entendernos: la gran tribulación no está al llegar:
la Gran Tribulación ya ha comenzado. Y buena prueba de ello es que no nos hemos enterado. Se percibe, por ejemplo, en cuestiones tales como la
profanación continúa de la Eucaristía y una obsesión por la profanación.
Se nota, también, en una
especie de apostasía generalizada, producto, a su vez, de la falta de fe.
También, en la
protestantización de la Iglesia, con un empeño asambleario, que niega toda autoridad a la jerarquía (si ya sé que en algunos casos resulta lo más sensato pero no somos nosotros quiénes para sentar cátedra).
Más síntomas del cisma oculto: el
empeño de convertir y medir a la Iglesia como una ONG, que no se preocupa ni por Dios ni por el pobre, pero sí por el planeta tierra.
Y, en paralelo, el asombroso silencio sobre cualquier mensaje del Papa que haga relación a la falta de amor a Dios, al tiempo que se dispara y se caricaturiza el mensaje del Papa sobre la caridad con el hombre.
Y también, por qué no, el cisma se deja ver en la agobiante
rijosidad ambiental, que tanto daño ha hecho a la familia y, en particular, a la mujer.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com