- Por similares razones por las que la explotada no es la mujer, sino la mujer-madre.
- El obrero está bien protegido, mucho más que el emprendedor.
- El que no lo está es el joven, que encima es el mejor preparado y el que más sufre la economía sumergida.
- La solución está en el viejo trípode con el que ningún político se atreve: despido libre, impuestos bajos, salarios dignos.
Decíamos ayer, que el PP había asumido como propia la ideología de genero. Es decir, el invento más peligroso del peligrosísimo
feminismo actual. Todas las medidas del ministro de Sanidad de Rajoy,
Alfonso Alonso, se suponen pergeñadas en beneficio de la mujer, pero la marginada de hoy no es la mujer sino la madre. Y a la ideología de género -es decir, lo políticamente correcto- no le gusta la maternidad, más bien tiene carácter eunuco y vocación de estéril.
Por eso, cualquier mujer con sentido común le cambiaría al señor
Mariano Rajoy todas sus muy electorales medidas sobre conciliación de la vida laboral con la familiar, todos los permisos de lactancia paternos -que tienen su coña- por un
sueldo maternal, que es la verdadera cuarta pata del Estado del Bienestar: el Estado debe pagar un sueldo a las madres porque su aportación, la crianza de nuevos contribuyentes, es la más importante para el país, para su economía y para su sociedad.
Por tanto, la marginada frente al varón no es la mujer, sino la madre. Es la mujer-madre la que ve cómo, durante su periodo de embarazo y crianza, sus compañeros varones le toman la delantera en el
organigrama laboral. Es más, la que decide "dedicarse a su profesión" y no tener hijos no sólo no está marginada sino que incluso es tratada con menos rigor que su compañero varón.
Ahora bien, existe otra confusión paralela en el ámbito laboral. Podemos, el PSOE, pero también la derecha del PP o Ciudadanos, insisten en hablar de la explotación del obrero. El PSOE, para no caer en el ridículo. Por ejemplo, Pedro Sánchez, se refiere a "
obreros y clases medias", lo que unido al empleo insistente de los dos géneros (compañeros y compañeras, socialistas y socialistos, gilipollas y gilipollos) alargan su discurso más allá de lo deseable en un buen mitinero.
En cualquier caso, curiosa apelación la de Sánchez porque las clases medias no son sino las que poseen algo en propiedad y el PSOE todavía anda perdido en el universo de lo público. Y lo mismo la derecha.
Ahora bien, para entendernos: al igual que la marginada no es la mujer sino la madre, el explotado de hoy no es el obrero, que está archidefendido, sino el joven, que es le que mete todas las horas del mundo para ganarse el puesto por un sueldo mínimo. Y encima está mejor preparado que sus compañeros adultos. Lo que nos lleva a lo de siempre: la clave del
mercado laboral consiste en elevar el
salario mínimo (en España no menos de hasta los 1.000 euros brutos al mes), no en blindar el empleo: Ya saben: despido libre,
impuestos laborales bajos y salario digno.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com