Es curioso: sólo los majaderos -que haberlos haylos- se atreven a hablar del fin del mundo, pero todos los sensatos hablan de la gran tribulación, o del fin de los tiempos, o del fin de la historia. Matización importante, dado que la Segunda Venida de Cristo -recogida en el Credo- no tiene por qué ser necesariamente el juicio final. A este mundo puede quedarle tiempo de vida mas allá de los acontecimientos que se preparan.
En cualquier caso, la convicción de que algo va a ocurrir es clara, y no hay santo de los últimos cincuenta años que no se haya referido a lo que está por venir: Padre Pío, Faustina Kowalska o cualquier otro. Hasta los intelectuales, por lo general los últimos en enterarse de todo, han entrado ya en la rueda. Mire a su alrededor y comprobará cuántos convencidos hay de que vivimos un fin de ciclo.
Parece como si la historia actual trascurriera entre la pertinaz reiteración acerca de lo que va a ocurrir y la aún más pertinaz llamada a la conversión.En este proceso debe integrarse el video del catedrático de Historia contemporánea de la Universidad de Alcalá, Javier Paredes, un verdadero mariólogo. Es una conferencia sin desperdicio. El autor resume así su mensaje: "Si Jesucristo es el Señor de la Historia, las apariciones de la Virgen tienen que tener un sentido histórico". Y vaya sí lo tienen. Como que pueden constituir el heraldo del final de la historia. Pasen, vean y escuchen: http://t.co/lIHlPAwZ49.
Eulogio López