No, si aquí el más tonto hace relojes. El lehendakari Íñigo Urkullu pretende, atención, una España confederal según el modelo europeo. Es decir, que la soberanía nacional pase de España a Euskadi.
Porque Europa es eso: una serie de países que, ojo, sin perder su soberanía, acuerdan una serie de compromisos para funcionar al unísono en asuntos económicos, de librecambio, laborales, fiscales, etc. Pero la soberanía sigue en Madrid.
Pues Urkullu, que es un chico listo, propone una independencia legal: es decir, una España confederal sobre la soberanía que sea una especie de árbitro entre las partes. Hombre, el régimen de concierto vasco ya se parece a eso.
Ahora bien, el PNV es un partido traidor. Traicionó a Rajoy, le sacó la renovación del concierto y cupo y, unas semanas después, lo echaba del Gobierno votando a favor de Pedro Sánchez. En toda la etapa democrática no se conocía de golfada semejante.
No le des la espalda a los vascos: tu espalda peligra
Pero es que el PNV lleva tiempo engolfado. En su momento, a los hijos de los padres peneuvistas les salieron hijos batasunos, que se dedicaron a la violencia: habían perdido sus raíces cristianas. Perdieron la guerra terrorista ante España y ahora vuelven al ‘procés’ legal.
Y si engañaron a Rajoy mejor engañarán a un Pedro Sánchez que vendería a su madre con tal de mantenerse en el sillón de Moncloa.
Y la raíz es, tanto del separatismo catalán como del PNV, el separatismo de raíz burguesa. Pues que tanto Euskadi como Cataluña, como, me temo, el conjunto de España, han perdido sus raíces cristianas y ahora su ‘dios’ es la independencia. Y la propia España se desune… porque se ha desengañado de la fe cristiana: ya solo quedan motivos menores para mantener un España unida.
Y todo esto no quita que el PNV sea el partido de la traición. No le des la espalda a los vascos: es peligroso; tu espalda peligra.
Respuesta de Meritxell Batet, ministra de Política Territorial y Función Pública, en la mañana del viernes: eso no es posible. No ha dicho mucho más.