- Dios no ignora nada, pero se adecua a la ignorancia de los hombres.
- Porque no desea su cerebro, que para Él es nada, sino su corazón libre, que para Él lo es todo.
- Por eso (Levítico, por ejemplo capítulo 17) la prohibición de comer sangre o carne no sangrado.
- ¿Ignoraba Dios que la sangre no es la clave de la vida?
- No, pero empleaba la imagen que podría ser comprendida por aquel pueblo.
- Pero no somos más listos que los judíos de hacer 3.000 años, se lo aseguro.
- Ahora confundimos la realidad virtual con la realidad y, sobre todo, la materia mutable con el espíritu inmutable.
Es curioso: el
Dios todopoderoso no hace nada sin permiso de los hombres. Uno nota la
libertad humana. No es que no pueda tocarla es que no quiere, porque Dios no vulnera la ley natural de su propia creación. Si no hubiera creado otra. Mejor, estaría creando otra.
Tanto es así que Dios no ignora nada, -pero se adecua a la ignorancia de los hombres. Quizás porque no desea su cerebro, que para Él es nada, sino su
corazón libre, que para Él lo es todo. Y el problema del hombre es que no entiende el
dolor humano porque no entiende la libertad.
Los ejemplos son miles. Vamos a la prohibición de no comer carne sin sangrar (Levítico, capítulo 17), porque en la
sangre está la
vida. ¿Ignoraba Dios que la sangre no es la clave de la vida como no lo puede ser nada material? No, pero empleaba la imagen que podría ser comprendida por aquel pueblo.
Ojo, y no somos nosotros más listos que los
judíos de hacer 3.000 años, se lo aseguro. Verbigracia, ahora confundimos la realidad virtual con la realidad y, sobre todo, la materia mutable con el espíritu inmutable. Y nos quedamos tan frescos. Nuestra capacidad para concebir lo inmaterial es, con los maquinistas, mucho menor que la del pueblo hebreo de hace 3.500 años.
En cualquier caso,
Jesucristo no es el culpable del dolor en el mundo ni de los males de la humanidad. Es el hombre, porque Dios no hace nada sin permiso del hombre, sin su voluntad libre.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com