El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (en la imagen) aconseja a España medidas contra el mercado dual de trabajo. Concepto equívoco -a lo mejor por dual- pero con el que, supongo, pretende decirnos a los españoles que no se puede mantener la diferencia entre trabajadores fijos y bien pagados y otros precarios y con salarios de subsistencia.
Nada que objetar, claro. Ahora bien, espero, y mucho me temo que así es, que cuando un monetarista -gente lamentable dada al eufemismo- no asegura que se precisen nuevas reformas para acabar con la dualidad se está refiriendo a hacer todos los trabajadores fijos. Y no está nada mal. Oiga, un sólo contrato fijo (la reforma laboral de Fátima Báñez reduce la casi veintena de contratos de antes a cuatro). Ahora bien, lo que el eufemístico Supermario no quiere decir es que un único contrato, de trabajo fijo, lleva de suyo a un despido libre con indemnización pactada de antemano. Y ojo, es una buena propuesta, porque el salario digno sí es un derecho, el trabajo seguro no. De hecho, suele ser un criadero de vagos y de incompetentes. Y no vale crear puestos de trabajo con salarios de subsistencia. ¿Quién tiene la culpa de que los salarios, especialmente los salarios bajos, no sean dignos? Pues el egoísmo del contratante claro, como siempre, pero también el Estado del Bienestar y el envejecimiento de la población, que obliga al empresario a pagar unos impuestos altísimos para poder pagar las pensiones de una sociedad envejecida. Pero esa es otra historia y el trabajador no tiene culpa alguna de ello. El salario digno es un derecho del trabajador, el trabajo seguro, no. Hay que ganárselo cada día. Dicho de otra forma, existe el derecho al trabajo pero no al trabajo asegurado. Eulogio López eulogio@hispanidad.com