- Es decir, trabajar para el bien común. No, por ejemplo, para la especulación financiera.
- Un trabajo bien pagado: en España, por ejemplo, consiste en alcanzar los 1.000 euros mensuales de SMI.
- Lo que exige impuestos bajos.
- Si por precariedad sólo se entiende temporalidad… contrato único con despido libre y hemos terminado.
- A ver si nos aclaramos: la clave del trabajo está en su cometido y en un salario digno.
- La caridad no puede degenerar en filantropía.
- Y la doctrina social de la Iglesia no precisa de los tópicos marxistas.
Pues se habrán apuntado a la campaña Cáritas, CONFER, HOAC y no sé quién más pero me parece una sublime tontuna la actual campaña por el "Trabajo decente".
Desde que las instituciones de la Iglesia dedicadas a la doctrina social han adoptado los modos de los sindicatos de clase, es decir, marxistas, y de las ONG, esas entidades a las que sólo les sobra la 'N', la caridad ha degenerado en filantropía.
De entrada, si por precariedad sólo se entiende temporalidad la solución es muy sencilla:
contrato único, siempre indefinido, con indemnización de salida pactada de antemano. Pero quede claro que eso es algo muy parecido al
despido libre, sin causalidad. Yo desde luego, me apunto, pero no sé si CCOO y UGT, modelos de la campaña de Cáritas, los aceptarían.
Para entendernos,
el trabajo decente consiste en dos cosas. Al menos según la doctrina social de la Iglesia (DSI), que no sólo se ocupa de los derechos de empresas y trabajadores, sino también de sus deberes:
1.- Que sea un trabajo para el bien común. Por ejemplo, que no sea un trabajo de
especulación financiera, por muy legal que sea, es muy anticristiana.
2.- Que el trabajador recibe un salario con el que pueda sostener a su familia. Por ejemplo, en España, un salario, mínimo,
digno son los 1.000 euros mensuales por una jornada semanal de 40 horas.
Y ese
salario mínimo, que indicia el resto de la escala salarial resultará imposible sin impuestos laborales bajos, justo lo contrario de lo que se da en España.
Todo lo demás viene por añadidura para conseguir un trabajo "decente".
Por cierto,
el día del trabajo decente, 7 de octubre, ya estaba 'ocupado' en el calendario cristiano por la
Festividad de Nuestra Señora del Rosario. ¿No se les podía haber ocurrido otro. ¿O es que la doctrina social de la Iglesia está reñida con el cariño recio a
Santa María?
Que no nos engañen: la clave del trabajo está en su cometido y en un
salario digno. La caridad no puede degenerar en filantropía.
Y la doctrina social de la Iglesia no precisa de los mantras de don Carlos Marx.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com