España bien puede considerarse la más tonta de la clase ferroviaria… y por varios motivos. Entre ellos, está el hecho de que seguirá sin amortizar la milmillonaria inversión que ha hecho durante años al apostar ahora fuertemente por el AVE low cost.
Nuestro país ha realizado una fuerte inversión en ferrocarril, nada más y nada menos que 42.000 millones de euros, según cifras conocidas hace unos años, de los que 36.000 millones se destinaron a la alta velocidad (lo que se traduce en una media de 16 millones por kilómetro construido). Así tiene la segunda red de alta velocidad más grande del mundo, tras la de China, pero ojo, es una de las más infrautilizadas de Europa (35,2 puntos frente a los 54 de la media europea, según un informe de la CNMC correspondiente a 2019).
España tiene la segunda red de alta velocidad más grande del mundo y una de las más infrautilizadas de Europa
A esto se unen los muchos proyectos de AVE que están sin acabar o colgados: Galicia, País Vasco, Asturias, Murcia, Extremadura (y la unión con Portugal). Cuando Ciudadanos empezó a hacerse un hueco importante en la política defendió que no se hicieran más AVE. Y es que construir más líneas no es rentable, como ya señalaron el Tribunal de Cuentas, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) o Standard & Poor’s: Fedea decía que lo invertido “no se recuperará nunca, ni en 50, ni en 100, ni en 200 años) y Standard & Poor’s recomendaba al gobierno estudiar “la rentabilidad de construir más kilómetros de alta velocidad”.
Por si esto no fuera bastante, ahora España se dedica a poner la sobreestructura barata a los competidores extranjeros: a franceses e italianos. Así, se ve en los primeros compases de la liberalización del AVE, que ha arrancado por el lado low cost. De hecho, nuestro país ha inaugurado el tren de alta velocidad de Renfe, el AVLO, mes y medio después del francés (Ouigo). Este último es propiedad del operador ferroviario francés SNCF y en 2022 se sumará un tercer competidor: Intermodalidad de Levante (Ilsa) -consorcio formado por Air Nostrum y el operador del servicio de pasajeros italiano Trenitalia-.
Con el AVLO, Renfe canibaliza su propio producto (el AVE normal)
Con el AVLO, Renfe canibaliza su propio producto (el AVE normal): por ejemplo, un viaje Madrid-Barcelona desde 7 euros frente a otro por entre 40 y 124 euros. Así, desde luego, amortizar la gran inversión costará aún muchísimo más.
Y no se puede olvidar que España ha liberalizado el AVE antes que Francia. En el país vecino, SNCF tiene prácticamente el monopolio, aunque ha hecho algunas concesiones a empresas en itinerarios regionales y hace trayectos internacionales en cooperación con operadores de otros países. De hecho, Renfe ha exigido en más de una ocasión reciprocidad a Francia y lo ha llegado a denunciar ante el regulador de transportes galo (ART), pues desde 2019 planea dos líneas desde Marsella y Montpellier a Lyon, para después operar hasta París.