• Un buen momento para proteger al débil y, de paso, para reactivar a Occidente. 
  • Sin libertad religiosa no existen los derechos humanos en el mundo.
¿Por qué no? ¿Acaso no es necesario pararle los pies a estos salvajes? La campañas de las iglesias de Colonia tocan 23.000 veces por los cristianos perseguidos por el Estado islámico, pero Occidente, capitaneado ahora por el presidente más cobarde con el que ha contado Estados Unidos, no reacciona. Europa, como siempre, está pendiente de su propio bolsillo y España, dirigida por la clase política más tibia -tanto de izquierdas como de derechas- y más cristófoba desde la decadencia decimonónica. Recuerdo todavía cómo Juan Pablo II, un verdadero experto en guerra, se opuso a voz en grito contra la invasión de Irak -que dio lugar al Califato Islámico- mientras animaba a las tropas occidentales a entrar en Bosnia para evitar la masacre. Pues bien, yo digo que ahora vendría bien una alianza conjunta, donde participaran los gobierno iraní, iraquí, sirio (fundamental), así como Europa, Estados Unidos y, por qué no, Rusia, para acabar con el Estado islámico, al menos en tres puntos: en su origen: Siria e Irak, en Nigeria y el Golfo de África y en Libia. En primer lugar es una guerra justa, en protección del débil. En segundo lugar, serviría para reactivar Occidente y que este, por una vez, luche por sus principios fundacionales. En concreto, por la libertad de rezar a Cristo. Y España es un país mediano, pero puede ser, perfectamente, quien encienda la mecha. Claro que para eso don Mariano Rajoy (en la imagen) tendría que pensar más allá de las próximas elecciones. Esto es difícil, lo sé. Pero no olviden que España forma parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una buena plataforma para este tipo de iniciativas. ¡Ah! ¿Ya se habían olvidado? Eulogio López eulogio@hispanidad.com