Yo no estaba allí, así que tomo prestada la información de Infocatólica y de otros medios.
De entrada, no quiero alentar a los que confunden la gimnasia con la magnesia: es decir, a los católicos que aseguran que no volverán a pisar una iglesia por el silencio de la jerarquía española con el asunto cadáver de Franco. Si por ese silencio dejan de acudir a la Iglesia no estarán respondiendo a la jerarquía, sino a Dios. En tal caso, bienvenida sea su huida. Además, peor para ellos. Deben ser de los que piensan que cuando rezan le hacen un favor a Cristo.
Lo digo porque el silencio eclesial respecto a la exhumación de Francisco Franco ha degenerado en pintadas en Iglesias, en contra de los obispos.
Lo de la tumba de Franco no es antifascismo del PSOE, es anticlericalismo de Sánchez
Dicho esto, el silencio de la jerarquía eclesiástica y los bandazos sobre la cuestión resultan lamentables. A mí, el nuevo portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, me cae bien. Es un hombre que llegó al cargo de secretario general de la Conferencia con un bagaje cultural apreciable y, lo que es más importante, con ganas de hablar. Todo un cambio a mejor.
Pero no sé que tienen las conferencias episcopales que transforman a sus líderes que entran como católicos y salen como burócratas.
Por eso sorprende, no sé si mucho, que monseñor Argüello, obispo auxiliar de Valladolid, asegure que si los tres poderes políticos (legislativo, ejecutivo y judicial) se ponen de acuerdo, la Iglesia no tiene nada que decir sobre la exhumación de Franco. Es un argumento genial, que podría aplicarse a la expulsión de los jesuitas durante la II República, asimismo aprobada por los tres poderes. O, si nos vamos más lejos, al emperador Diocleciano (que no era demócrata pero si poder legitimo, al menos legal) echando a los cristianos a los leones. Supone que, antaño y hogaño, lo que deben hacer los católicos es obedecer y callar.
No soy franquista, pero le estoy agradecido a Franco por haber detenido la mayor matanza de católicos de todo el siglo XX
¿De verdad monseñor Argüello?, ¿cree usted que los católicos que nos oponemos a dicha exhumación somos franquistas y/o fascistas, ideologizados que pretendemos la vuelta del régimen autocrático? ¿En serio?
Hispanidad se ha opuesto a la exhumación de Franco por estas razones:
1.Porque es una estupidez. En algún sitio tendrá que reposar la momia de Franco.
2.Porque es una cobardía: no se le pisa el rabo al león después de muerto.
3.Porque el numerito montado por Pedro Sánchez solo tiene un objetivo, que es político y, encima, fomenta el guerracivilismo, acerca de un conflicto que la inmensa mayoría de los españoles había olvidado.
4.Porque profana una capilla católica, en un momento en el que, a través de una nueva desamortización llamada inmatriculaciones, el PSOE se prepara para lanzar un nuevo ataque contra la Iglesia… por no citar el ataque contra la enseñanza católica, contra la familia y hasta contra la propia libertad de expresión de los católicos.
Que lo de Sánchez con el Cuelgamuros no es antifranquismo, señor obispo, que es anticlericalismo y cristofobia.
Como ve, todo producto del nacional- catolicismo. Hágame un favor, monseñor: vuelva usted a ser le que era antes de convertirse en secretario general de la Conferencia Episcopal.
Yo apunto un quinto argumento para oponerse a la exhumación: no me gusta que se falte a la verdad. Insisto: si yo hubiera sido joven en 1936 sin duda me habría ido con Franco y demás golpistas. ¿Cómo no iba a alistarme si me mataban por el mero hecho de ser católico, por odio a la fe? Por tanto, sí, fue Franco quien detuvo la sangría de católicos españoles. No soy franquista pero le estoy muy agradecido a Franco por ello.
Vamos, que me gusta más la democracia que el franquismo pero no soy tonto.
Mucho me temo que la Iglesia española pagará cara su indolencia. Porque esto no ha hecho más que empezar.