El robot de Facebook, un tipo, que no biotipo, extraordinariamente inteligente a la par que un imbécil de mucho cuidado, ha censurado este artículo de Hispanidad.
¿Por qué? Ojo al dato: porque se cita Diez Negritos, una de las obras más conocedoras de la maestra del misterio, Agatha Christie. Pues sepan que la obra cumbre de Christie, según la obra cumbre de Zuckerberg, el inteligentísimo robot de Facebook, viola las leyes sobre publicidad y difusión de la red social. Entre otras cosas (no se pierdan la imagen adjunta) porque es “lenguaje soez”. Esta Agatha. Además, para educar al racista remiso, como ese servidor de ustedes, Facebook me aconseja que me centre en mi producto y me olvide de ganar más público, algo que de lo que siempre se ha olvidado Mark en su red social de comadres. La fama y el dinero siempre han sido odiados por unos de los grandes ricachos del mundo.
La IA significa que el hombre es esclavizado por la máquina
Ahora bien, esto es lo que se llama inteligencia artificial: el hombre es esclavizado por la máquina, que le convierte en un ser tan imbécil como ella. La máquina ve lo de ‘Diez negritos’ y, como no ha leído novelas de suspense, considera que es un desprecio hacia los negros. Perdón, subsaharianos. Y así, la inteligencia artificial se convierte en necedad general, esto es, en idiocia masiva.
Le he respondido recordando que una obra literaria de tanta altura no puede ser considerada soez, pero, al parecer, la inteligencia artificial no sólo carece de sentido común, sino también de sentido del humor… y hasta de sentido del ridículo.
Por cierto, que buscadores y redes sociales practican la llamada publicidad programática, que consiste en que es la máquina quien decide qué publicidad te coloca. Verbigracia, la astutísima inteligencia artificial lee un artículo en defensa de la familia y en cuanto oye hablar de matrimonio te sitúa, justo al lado, un anuncio que dice: Bufete Perales: te divorciamos por 300 euros.
La inteligencia artificial es muy inteligente, ya lo creo.
Los tres sentidos que le faltan a la máquina: sentido común, sentido del humor y sentido del ridículo
Y por último: grandes marcas multinacionales atentas a lo políticamente correcto (ideología de género y otras pavadas) han fiado, precisamente a Facebook, que omita su publicidad y sus marcas de todas las páginas de corte racista. O sea, que suprima la presencia de, por ejemplo, los Diez negritos de Agatha Christie. Agatha era una racista de mucho cuidado. Y probablemente facha.
¿Nos hemos vuelto todos imbéciles? No, sólo los que creen en la inteligencia artificial. Es madrugada y todo está en orden.
Posdata: Vean y escuchen el presente monólogo. Es largo, pero merece la pena. El autor, Leo Harlem, tiene mucha inteligencia... natural.