El Comité de Bioética ha decidido lo más sensato: que no haya donantes anónimos de esperma o de óvulos para la fecundación asistida. Que es lo mismo que promulgar esto: Tengo derecho a saber quién es mi padre y mi madre.
Y ya puestos, también tengo derecho a nacer del amor de mi padre y mi madre, no de un tubo de ensayo.
Y también tengo derecho a nacer del amor de mi padre y mi madre, no de un tubo de ensayo
La asociación de embriólogos se opone. Natural: se les va el negocio… porque la Fecundación asistida constituye, antes que ninguna otra cosa, un grandísimo negocio, con unos márgenes que para sí quisiera el negocio del petróleo… por ejemplo.
Recordemos que uno de cada tres experimentos FIV se hacen con donante anónimo. Lo de ‘donante’ es un decir, porque el extraer el óvulo de una joven exige una pequeña intervención mientras que el semen de un varón sólo exige una cochinadita llamada masturbación. Lo primero se paga a diez veces lo segundo, pero en ninguno de ambos casos suele haber ‘donación’.
La asociación de embriólogos se opone. Natural: se les va el negocio… porque la Fecundación asistida constituye un grandísimo negocio
España se supone seguirá así los pasos del Reino Unido, donde el Gobierno exigió que los donantes de esperma y de óvulos perdieran el anonimato… y las ‘donaciones’ se derrumbaron. Al parecer, no era el espíritu altruista lo que les movía
Uno de cada tres experimentos FIV se hacen con donante anónimo
Y es que, para entendernos, habrá que repetir lo que muchos se niegan a entender: la fecundación in vitro (FIV) no es vida, es muerte, porque por cada niño que logra nacer se producen varios abortos selectivos o bien aniquilación de embriones pre-implantatorio.
En Reino Unido exigieron que donantes de esperma y de óvulos perdieran el anonimato… y las ‘donaciones’ se derrumbaron
Tengo derecho a conocer a mi padre y también tengo derecho a ser la consecuencia de un acto de amor entre mi padre y mi madre, sin ayuda de un tubo de ensayo.