Boris Johnson, premier de un país más golpeado por el virus que España, que ya es decir, se ha permitido destruir la temporada turística española imponiendo una cuarentena. Lo ha hecho después de la metedura de pata de la ministra Arancha González Laya, que tuvo la feliz idea de entrevistarse con Fabián Picardo, el montaraz jefe de Gibraltar a quien de alcalde elevó a ministro y no dudó en ratificar la soberanía británica sobre el Peñón.
Londres pensó, a bodas me convidan: ante una negociación que debería terminar antes del 31 de diciembre, no sólo mantendrá el paraíso fiscal de Gibraltar en la Unión Europea sino que además, no hará concesión alguna a estos españolitos tontos. Y como para negociar primero hay que abofetear, el amigo Johnson decidió fastidiar la temporada turística española, es decir, nuestra industria primera.
Ni tan siquiera se ha permitido usar corredores con Baleares y Canarias.
Por bien, insistimos: es el momento de jugar duro. El Gobierno español debe cerrar la verja. Total, la temporada turística ya está perdida y los ingleses residentes en España no dependen de temporada y están encantados de vivir aquí.
Es preciso militarizar Gibraltar -al igual que Ceuta y Melilla- y tomar el control del Estrecho. Con una ventaja añadida: Picardo tendría que vivir en la Roca.
Al tiempo, promocionar la instalación de empresas españoles en toda la zona para que los españoles no dependan del paraíso fiscal de Gibraltar.
Encerrar a los llanitos sí contribuiría a terminar con la vergonzosa colonia británica en suelo español, recompondría el espacio aéreo europeo y, de paso, obligaría a los británicos a abandonar la colonia… que es de lo que e trata. Y de paso, terminaría con un paraíso fiscal en plena Unión Europea.
Es el momento.