Los tribunales no se aclaran. Unos dicen que los empleados de las plataformas son autónomos, los otros que no son asalariados y deben ser contratados.
La pregunta no es quién tiene razón sino por qué las empresarios echan mano de tantos falsos autónomos.
A lo mejor, el trabajador dejaría de ser explotado y el empresario no tendría necesidad de haber trampas de leguleyo si redujéramos los impuestos que gravan el empleo, en especial las cuotas sociales e impusiéramos un salario mínimo digno (el de ahora todavía no lo es).
Sí ya sé que eso es difícil en un país tan avejentado como España pero es la única forma de que no gane el Estado sino que gane el trabajador y que, de paso, los empresarios pierdan el miedo a contratar.