- Tsipras ha hecho bien una cosa: subir el salario mínimo. Todo lo demás, un desastre.
- Bruselas y la Troika no hacen sus políticas ni para empresarios ni para trabajadores, sino para el rentista.
- Como buen neocomunista, Tsipras lo hace todo en nombre de los pobres pero todo lo que hace fastidia a los pobres.
Alexis Tsipras (
en la imagen) ha hecho una cosa buena y otra muy mala. Como buen neocomunista habla en nombre de los pobres pero acaba destrozando a los pobres. Al mismo tiempo,
Europa, como todo Occidente, sigue siendo un mundo donde mandan los rentistas, es decir, los mercados financieros.
Tsipras ha hecho una cosa buena: subir el salario mínimo hasta los 754 euros. Bien hecho, sólo que no ha reducido al mismo tiempo los impuestos laborales que pesan sobre el empresario que crea empleo.
Y ha hecho otra cosa muy mal. Por ejemplo, queramos o no, todos, no sólo
Grecia, deberemos retrasar la edad de jubilación, no adelantarla. Durante dos generaciones no hemos querido tener hijos y ahora somos una sociedad de viejos. Muy bien, ahí tenemos el resultado.
Más cosas malas de
Syriza: un país no necesita una televisión púbica, aunque las privadas sean una porquería. Un país no necesita funcionarios, cuantos menos mejor. Un país no necesita subir impuestos, que siempre van en merma de la libertad, un país no necesita propiedad pública sino propiedad privada bien repartida.
A mismo tiempo, enfrente nos encontramos con un Occidente que pretenda una sola cosa: que Grecia pague sus deudas de crédito, es decir capital e intereses. Y es justo porque nadie le obligó a pedir tanto dinero prestado. Las deudas hay que pagarlas.
Ahora bien, no puede ser que toda la política económica en Occidente vaya destinada a
proteger al rentista, es decir, al prestamista frente a productores, sean empresarios o trabajadores. El problema es que hemos entronizado a los mercados financieros y nos hemos convertido en sus esclavos.
Y no olviden que contra la propiedad privada atenta tanto la propiedad estatal que pretendan los socialistas y comunistas como la propiedad privada financiera, de suyo fiduciaria, donde unos pocos controlan el ahorro de millones de personas.
Tsipras tiene su parte de razón, poca. Occidente tiene su parte, poca. La razón, mucha, la tiene quien defiende la propiedad privada pequeña, que ni es el comunista Tsipras ni es Bruselas.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com