Lo de menos es el plan que presente el gobierno de Alexis Tsipras (en la imagen). Bueno, es importante, claro, porque de otro modo los alemanes les apretarán más las clavijas a los griegos, como se las apretaron a España hace ahora tres años, pero esa no es la cuestión.
Por partes, el problema de la Europa monetaria, del euro, es que está mal hecha: es injusta. Una sola moneda con 19 emisores de deuda, con 19 fiscalidades y con 19 policías de rentas y de salarios, sólo beneficia al más fuerte: a Alemania. Para eso mejor renunciar al euro, como hicieron los británicos desde el primer día. Y por eso, Syriza, si no fuera comunistas reconvertidos, es decir, Neocom, optarían por salir del euro antes de tragar las píldoras amargas que les impone Berlín, Madrid, etc.
Pero hay otro peligro. Ese euro mal hecho deja a los mercados la decisión última sobre los países que aprueban su examen y aquellos que suspenden. Y como se da la casualidad de que ningún país europeo puede vivir sin los especuladores financieros que juegan con su deuda, resulta que Syriza o Podemos no constituyen el único peligro para la democracia. Existe otro peligro que no es neocomunista sino financista. George Soros, últimamente muy de moda en España, un tiburón financiero del Nuevo Orden Mundial (NOM) no lo oculta: los mercados son más democráticos que los países.
Eulogio López