Irlanda promociona el aborto. Eso significa que hemos tocado fondo. A fin de cuentas, he hecho el repaso de los habituales animales más desagradables de la fauna, incluidas las serpientes venenosas, presentes o no en política, y no recuerdo a ningún animal que aborte. Los hay que en un momento de hambruna pueden comerse a sus propios hijos pero no acuden a ningún abortorio para pagar por la muerte de sus crías.
Julián Marías: Lo peor del siglo XX (no digamos nada en el XXI) no es el aborto sino la aceptación social del aborto
Que una mujer pague para que asesinen a su pareja no digo yo que no. Pero a su hijo… eso no me suena.
Porque claro, en puridad -y en claridad- el aborto consiste en que la madre mata a su propio hijo en sus propias entrañas. A partir de ahí, las palabras libertad, derecho o democracia dejan de tener sentido.
Porque abortos ha habido siempre, pero el derecho al aborto no ha existido jamás
Sí, ya sé que podrá decirse que la madre homicida no es la única culpable. No, en efecto, las más de las veces también lo es el padre y no digamos nada el médico carnicero que se presta a ello a cambio de dinero. Pero el caso es que la madre mata a su propio hijo en sus propias entrañas. O al menos lo permite y consiente.
Cuando eso ocurre, hemos tocado fondo y todo deja de tener sentido, incluso los conceptos más nobles. Sobre todo porque si suprimimos el derecho a la vida nos hemos cargado el resto de derechos.
¿Qué diferencias hay entre un aborto y un infanticidio? Sí, hay una: que en el aborto, el niño aún tiene menores posibilidades de defenderse
¿Recuerdan lo que, 25 años atrás, decía Julián Marías? Lo peor del siglo XX (no digamos nada en el XXI) no es el aborto sino la aceptación social del aborto. Porque abortos ha habido siempre, pero el derecho al aborto no ha existido jamás.
A fin de cuentas, ¿qué diferencias hay entre un aborto y un infanticidio? Sí, hay una: que en el aborto, el niño aún tiene menos posibilidades de defenderse.
Irlanda es un pueblo podrido. España también, pero eso no debería consolar a los celtas
La guerra contra el aborto está a punto de concluir. Pero en esta batalla final, el mal está dando unos coletazos terribles.
Irlanda es un pueblo podrido. España también, pero eso no debería consolar a los celtas. Y cuando esto pasa, palabras sagradas, como libertad, derechos o democracia, dejan de tener sentido alguno.