Islas Maldivas más parece un resort que un país. Su historia puede escribirse en la tapa de un yogur. Un montón de playas para que los occidentales consigan quemaduras de primer grado en el océano Índico, allá donde habitan los dos enemigos actuales del occidente cristiano: el fundamentalismo islámico y algo aún peor: el panteísmo hindú.
Van como van y pasa lo que pasa: viven del turismo occidental, pero prohíben el Evangelio y humillan al occidental
Pues bien, resulta que este país de feria no duda en exprimir al occidental ocioso, presuntamente cristiano, al tiempo que prohíbe la apertura de cualquier templo cristiano y humilla la visitante preguntándole en la aduana si están introduciendo en el país alguna Biblia o evangelio, o cualquier otro tipo de libro referente a cualquier otro credo que no sea el mahometano.
Como a la mayoría de los occidentales que acuden a las Maldivas, la Biblia les importa una higa, los islámicos se aprovechan.
Y la culpa la tenemos… los cristianos
Ya saben: dentro de 50 años vuestras mujeres vestirán hijab, porque nosotros creemos en algo y vosotros no creéis en nada. Y esto es muy cierto por más que ellos crean en una mala caricatura exterior del Credo cristiano.
Pero la culpa no es suya, la culpa es de quienes no estamos dispuestos a defender nuestras convicciones cristianas… ni tampoco a Cristo.