Se llama Leo O' Donovan, sacerdote jesuita y fue el que bendijo al muy católico nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Leo es partidario del derecho al aborto y amigo de Joe, quien a su vez, antes de jurar el cargo, se fue a una iglesia católica de Washington, donde seguramente no le pondrán pegas para recibir la comunión.
Porque ya hemos dicho en Hispanidad, Biden es de esos católicos progres, raritos, que se empeña en permanecer en la Iglesia mientras abofetea los principios cristianos y en especial al derecho a la vida. No quiere destruir la Iglesia, lo que quiere es conquistarla y vaciarla de contenido. Está condenado al fracaso pero, en el entretanto, puede hacer mucho daño.
Es el mismo presidente cuya campaña electoral financió la mayor multinacional abortera del mundo, la Planned Parenthood, el mismo que chantajea a los países que siguen defendiendo la vida más inocente y más indefensa: la del concebido y no nacido.
Biden entra en conflicto con los principios no negociables, ni para electores ni para elegidos, de un católico en política que en su día dictara Benedicto XVI: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común. Ahí un católico no puede ceder, no son negociables.
Pero a Joe Biden le importa un pepino. Dada la actual crisis de la Iglesia, el nuevo presidente no tiene más que buscarse un padre O´Donovan para que le bendiga y así evitar, lo que ya le he ocurrido otra veces. Por ejemplo, que sacerdotes responsables le nieguen la comunión a Biden para evitar otro escándalo. Como ya ha ocurrido.
Por último, los jesuitas deberían preguntarse si contar entre sus filas, con miembros de la orden como James Martin o como Leo Donovan. A lo mejor tiene algo que ver con el hecho de que, en España, origen de la Compañía, cuenten con cinco alumnos en los dos años de noviciado.