• Se quiere al otro como lo que es pero no según cómo se comporta.
  • De hecho, una de las exigencias del amor consiste en advertir sobre la conducta impropia.
  • O sea, la obra de misericordiosa de enseñar al que no sabe y de corregir al que yerra, pasando por la de dar buen consejo al que lo necesita.
  • Que no dejan de ser las tres primeras obras de misericordia espirituales.
  • La maternidad es exigencia, pero las madres actuales se han vuelto blandengues.

Todo empezó en Éfeso, espléndida ciudad romana en la actual costa occidental, turística de Turquía. Una pequeña casa (en la imagen) cuidada por religiosas donde, según la tradición -bastante bien documentada, por cierto-, residió la Madre de Cristo durante los últimos años de su vida. Allí es donde la mayoría de los exégetas consideran que se produjo la Asunción de María, la fiesta que celebramos el 15 de agosto. Y como España es tierra de María, la cosa nos afecta directamente: no en vano es el fin de semana donde se celebran más fiestas patronales. Sí y sé que muchas de esas fiestas se celebran con un riguroso olvido de origen de la misma pero siempre nos quedará el origen. Recuerden que originalidad no consiste en hacer cosas raras sino en volver a los orígenes. Volver al cariño a Nuestra Madre, que siempre es cariño exigente, para almas recias. Y una de las de las considerables catástrofes acaecidas durante los últimos tiempos, al menos en España, es la blandenguería de la mujer actual y, en concreto, de las madres. Lo que ha dado lugar, por cierto, a la flagrante mentira, popularmente aceptada, de que querer es aceptar a la gente tal cual es. Ejemplo, acabo de vivir el caso de un matrimonio amigo, que acaba de casar a su hija con otra, que no con otro. El autolavado de cerebro que se han aplicado ambos ha sido de los que hacen época. Primero lloraron de rabia, pero a costa de aceptar a la crápula de su hija, que les ha forzado a una boda donde expresa su profundo amor por la otra, decidieron abrirse a los nuevos tiempos mientras gritaban. "Vivan las novias". A ver si nos entendemos: amar no es aceptar sino comprender. Debo seguir amando a mi hija lesbiana pero no debe aplaudir su lesbianismo. Porque se quiere al otro como lo que es pero no según cómo se comporta. De hecho, una de las exigencias del amor consiste en advertir sobre la conducta impropia. No hablo de otra cosa que de la obra de misericordiosa que ordena enseñar al que no sabe y de la otra que no impele a corregir al que yerra, pasando por aquella de dar buen consejo al que lo necesita. O de las tres a un tiempo. La maternidad es exigencia, pero las madres actuales se han vuelto blandengues. El cariño de la Virgen María, el más necesario, dados los signos de los tiempos actuales, o es exigente… o alguien nos está engañando. Eulogio López eulogio@hispanidad.com