Hablamos mucho y escuchamos poco. A lo mejor es esa la primera y más aguda crisis social, de entre las muchas que sufrimos en nuestra vida cotidiana.
Y recuerden a la mística Faustina Kowalska: Dios huye de las almas parlanchinas. El hombre también y los españoles tenemos una especial tendencia a hablar más que a escuchar.
O sea, calla y escucha.