- Y la farsa general de los debates sobre corrupción.
- En corrupción, dime de qué presumes y te diré de qué adoleces.
- Se confunde el robo de los políticos con la financiación de los partidos políticos.
- Y la famosa responsabilidad política no es otra cosa que propaganda política.
En cuanto apareció
Rosendo Naseiro, el abuelo de España (
en la imagen), supe que nos íbamos a divertir. Pero la Comisión parlamentaria que investiga la financiación del PP se ha quedado corta:
no ha inspeccionado cómo financiaba Viriato a sus guerrillas acosadoras del Imperio romano.
Porque a Naseiro todo esto le aburre mucho. Sí, de vez en cuando íbamos por ahí y alguien nos firmaba un cheque, pero
yo nunca financié ilegalmente al PP, asegura Naseiro incurriendo en contradicción senil.
Y tiene toda la razón. Mire usted,
la Transición se hizo con gente como Fraga y Carrillo, que sólo pagaban a los bancos si no les quedaba otro remedio.
Ahora, 40 años después volver a insistir en que Naseiro era una choricete es como achacarle a
Felipe González la imposibilidad de que el club de la tortilla llegara a dominar el poder político y el económico en España.
Natural:
cada uno se financiaba como podía, pero sólo a los neocomunistas de Podemos se les ocurre convertir eso en su única y
exclusiva razón política.
Además, hay que distinguir entre el corrupto que pide para su partido político y el que mete la mano en la caja. Entre los viejos políticos abundan los primeros, pero en Podemos los segundos.
Podemos son los más corruptos y los resentidos de toda la clase política española.
Insisto: el partido más corrupto que existe en España no es el PP: es Podemos.
Otrosí, la famosa responsabilidad política no es otra cosa que
propaganda contra el adversario. En materia de corrupción, el primer análisis lo marca el viejo refrán con una ligera variación: dime de qué acusas y te diré de qué adoleces.
Además, todo cambió en cuanto los partidos políticos fueron financiados con el Tesoro público.
¿Comisión de Investigación sobre la financiación del PP? Una farsa.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com