En 1936, la gente se iba de ejercicios espirituales para prepararse para el martirio. No sabían si llegaría y cómo llegaría pero sentían que era algo más que una hipótesis lejana. Y sucedió. La II República generó muchos asesinos que, en nombre de la justicia social, aunque en muchos casos era venganza social, provocó muchos mártires. Y sólo se es mártir cuando se muere por la fe.

Hay mucho ruido social y Dios sólo habla en el silencio

Pues bien, no me cabe duda que estamos ahora, en 2015, en una etapa parecida a la de 1936, sólo que 'a lo siglo XXI'. No creo que la Guerra Civil que se cierne sobre España sea como al del 36. Más bien será un todo contra todos, una historia de sacrilegio permanente de la eucaristía -que puede pasar mediáticamente inadvertida- una historia de cisma en la jerarquía -que será tan malinterpretada como la reforma de la Curia vaticana- y una marginación total y agresiva de los cristianos en la vida pública. A partir de ahí, cualquier desgracia -por ejemplo, un agravamiento de la crisis o una catástrofe natural- puede hacer que el enfrentamiento civil pase a violencia civil generalizada.

No vivimos tiempos de justicia social sino de venganza social

Por ahora, lo que tenemos es ruido, acusaciones sobre corrupción, resentimiento de clases, etc. El ruido no deja de tener su aquel porque Dios sólo habla al hombre en el silencio. El ruido apaga su voz en el corazón humano y, además, le molesta. Y lo malo es que el nivel de ruido ha ido subiendo en esta etapa fin de ciclo. Cada uno que decida pero la hipótesis del martirio empieza a ser algo más que una hipótesis. En todo el mundo, también en España.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com