Domingo 14 de abril, día de la República. El dogma político asegura que la II República constituyó la gran experiencia democrática española del siglo XX, destruida por el fascismo golpista.

Golpe sí que hubo. Ahora bien, dejando a un lado el hecho de que el franquismo no se puede calificar como fascismo, por su carácter católico (si la República hubiese dejado en paz a los católicos, Franco no habría ganado la guerra) y dejando a un lado los muchos pucherazos electorales, de lo más antidemocrático, que la izquierda protagonizó durante la II República, lo cierto es que el régimen de Zamora, Azaña, Prieto, Caballero, Negrín y compañía era un régimen democrático pero homicida: ¿Y de qué nos sirve que fuera una democracia si era homicida?

¿Qué importa que fuera democrática si era homicida?

Por cierto, A España no le sientan bien las repúblicas. Porque, si mala fue la primera, peor fue la segunda. Y todo con los mismos mimbres: progresistas (en el siglo XX socialistas y comunistas), anticlericales e independentistas.