Uno comprende que los políticos casi están obligados a mentir. Ahora bien, si robar es actividad más digna que la de derribar puertas ajenas, para un hombre público resulta más digno mentir que presumir de sincero.
Hoy amenaza a Torra con el 155. Asegura que él es la izquierda que defiende la palabra España y les recomienda no jugar con fuego.
En 2016, Pedro Sánchez pactó con los separatistas un tripartito en Madrid y otro en Barcelona (AUDIO A CONTINUACIÓN). El primero presidido por él, el segundo controlado por indepes. Tres años después se nos presenta como el adalid de la España unida. Curioso.
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Eran los tiempos en que el Procés estaba en su punto álgido y en que Sánchez estaba en su punto más bajo, casi vergonzante. En su propio partido aborrecían de aquel imberbe ambicioso que encaminaba al partido a la experiencia francesa o griega o italiana de práctica desaparición.
El que miente falta a la verdad una vez. El que se presenta como sincero falta de continuo
A la desesperada, Sánchez concilia con los independentistas un futuro político donde, si le ayudaban a echar a Rajoy (luego le ayudaron, por otras vías) se establecería una tripartito en Madrid, presidido por él y otro en Barcelona, presidido por independentistas. Es decir, dos frentepopulismos: socialistas, comunistas y separatistas. Por cierto, sin tanto ruido, luego esto ha sido imitado por el PNV, que sin necesitarlo ha incluido al PSOE en la gobernanza vasca… tras traicionar al PP y desbancar a Rajoy.
Así que ahora, ver a Sánchez amenazar con el 155 a Quim Torra y compañía, produce un cierto rubor. Porque el que miente, falta a la verdad una vez. El que se pretende sincero, falta de continuo.