- Es la sutilísima técnica de reducir el hambre reduciendo el número de hambrientos.
- Para el empresario, esto es bueno: si no tienes hijos no me pedirá más sueldos.
- Para el Estado también: con menos hijos menos prestaciones públicas.
- Sólo que la economía y el país se vienen abajo.
- Repitamos todos: la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes.
Hoy contamos cómo los
yihadistas asesinan a cristianos en Egipto. Pero el Gobierno de
Al Sisi tiene otras prioridades. Por ejemplo, ahora ha lanzado un astuto
plan contra la pobreza que consiste -¡qué idea!- en reducir el número de hambrientos. ¿Lo cogen, verdad? Reduces el número de hambrientos, reduces el hambre. ¿No es genial?
Así,
el Gobierno quiere implantar la política de un máximo de dos hijos por pareja. Así, asegura, se reducirá el paro (¿Por qué?) y habrá menos pobres (¿Por qué?).
La verdad es que
todo esto recuerda el aforismo del rico: Te dejaré sin dinero pero también sin tus hijos. Es decir, si tienes hijos te conformarás con
salarios más bajos. Y para el Estado es fenomenal si las familias son no numerosas: menos prestaciones y servicios públicos. Sólo que, a la postre, el país estalla y se desmorona. ¿Por qué?
Sencillo. Repitamos todos:
la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes. El problema no es el número de habitantes sino el envejecimiento de la población.
Y encima pretenden liar al clero copto para que dé una buena imagen de los
anticonceptivos. Pero, hombre, cómo van a hacer eso si todos los anticonceptivos hoy presentes en el mercado son potencialmente abortivos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com