• ¿Es posible vivir la fe sin el sacramento de la penitencia? Parece difícil.
  • Luego está la confusión doctrinal en la que nos movemos, que tampoco ayuda mucho.
  • A ver si va a resultar que los males de la Iglesia están dentro.
Los curas se han inventado todo un elenco de excusas para no sentarse en el confesionario. Se comprende: la garita constituye una feroz máquina de tortura. Gente que confiesa sentimientos y estados de ánimo y no hechos o actitudes: gente que confiesa los pecados del prójimo en vez de los propios, gente que confiesa tontunas y oculta abominaciones, gente… que no sabe confesar, porque no sabe distinguir el bien del mal… una cuestión a la que conviene prestarle atención de vez en cuando. Y, en definitiva, el cacao mental que nos asola es de grandes proporciones. Todo eso se comprende, pero no justifica que los confesionarios críen telarañas. Entre otras cosas porque el justo peca siete veces al día, así que el no justo tiene mucho de lo que arrepentirse cada día. Y también porque en muchos templos ocurre que hay más penitentes que administradores. Que suele ser lo habitual. Resulta muy difícil confesar hoy día en España. Y ocurre, también, que la propia jerarquía lo pone a veces difícil para acceder al sacramento. A ver si va a resultar que los males de la Iglesia están dentro y arriba. Eulogio López eulogio@hispanidad.com