• El centro infantil tenía dos enemigos grandes: el público y el privado.
  • Es decir, los ministerios de Sanidad y Educación y los grandes colegios privados.
  • Pero sólo en la propiedad privada pequeña están la familia libre y la sociedad libre.
  • El Estado no es malo porque sea público sino porque es grande.
  • Y no lo duden: la tiranía del futuro se hará en nombre de nuestra salud y nuestra seguridad.
Caso real. Cierra una guardería en Madrid, propiedad de un matrimonio. Por de pronto, tres personas se quedan sin trabajo. Resulta que el negocio ha resultado viable durante años pero ahora no lo es, debido a dos grandes enemigos que les han extorsionado: el Estado, que es un grande público, y los colegios grandes, tanto privados como públicos. El enemigo Estado se concreta en los ministerios de Educación y de Sanidad. Sobre todo, este último que, en nombre de la salud y la seguridad de los niños, exige constantes reformas y peticiones absurdas pero onerosas, desde la altura de los picaportes a la disposición de las escaleras. Todo con cargo al micropropietario, claro está. Como si a los niños, o a los adultos, se les pudiera proteger mediante normas. La vida es riesgo, señor ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. Además, a usted, mayormente, le importa un pepino la seguridad de niños que le son ajenos: lo que le importa es presumir de haber cumplido bien su trabajo, que nadie le pueda acusar en caso de accidente. Pero los colegios, también los grandes colegios, no se quedan atrás en la extorsión. No con el BOE claro, sino aprovechándose del BOE: con un planteamiento muy simple, dirigido a los padres: si quieres que tu hijo tenga plaza en el colegio a partir de la edad de escolarización obligatoria será mejor que venga a nuestra guardería desde ya. Naturalmente, la entrada en el colegio se adelanta por la confabulación entre ambos grandes, lo público y lo privado: si no, el Estado corta el grifo de la financiación. Total, que aunque los padres deseen llevar a sus hijos recién nacidos a estos minicolegios privados donde se les trata de forma más individualizada -en plata, con más cariño- no pueden: se juegan su futuro escolar. Y a todo esto, ¿dónde está mejor un niño de un año? ¿En una guardería junto a unos pocos compañeros, cerca de casa o a macro colegios, con ruta adosada, situado a kilómetros de su casa, perdido entre un millar de escolares? Tres premisas: Sólo en la propiedad privada pequeña están la familia libre y la sociedad libre. El Estado no es malo porque sea público sino porque es grande. No lo duden: la tiranía del futuro se hará en nombre de nuestra salud y nuestra seguridad. Eulogio López eulogio@hispanidad.com