Me pregunta un lector dónde informarse sobre la devoción de la Divina Misericordia de Faustina Kowalska de la que hablaba ayer en Hispanidad. Páginas WEB las hay por decenas. La verdad es que toda la doctrina de Kowalska, hoy doctrina que la Iglesia ha hecho suya, se resume en las cuatro palabras del retrato de la Divina Misericordia: "Jesús, en ti confío". Todo se resume ahí.
Y si se quiere entrar en toda la profundidad de esta semianalfabeta polaca, léanse el Diario de la Divina Misericordia, la obra cumbre, en mi opinión, de la mística del siglo XX.
Cinco concreciones de la teología Kowalska:
1.- La Fiesta de la Misericordia, segundo domingo de Pascua, es decir, este año cae en el próximo día 12 de abril. Indulgencia plenaria de pena y de culpa, además de la orden a los sacerdotes de hablarles a los fieles del significado de la misericordia de Cristo. Pocos los hacen.
2.- Veneración a la imagen de la Divina Misericordia. Se pintaron varios retratos según las indicaciones de Kowalska. A ella misma no le gustaron los resultados y su contertulio tuvo que reprenderle por ello: al parecer, la gracia no consiste en la belleza del retrato sino en el mensaje y la gracia que de él se derivan.
3.- Coronilla de la Divina Misericordia, la oración más habitual entre los seguidores. Su pequeño texto, recitado de forma reiterada, lo explica todo. En el diario, Cristo le dice esto a Santa Faustina: "¡Qué gracias más grandes concederé a quienes recen esta Coronilla! Es una señal de los últimos tiempos. Después de ella, vendrá el día de la justicia".
4.- La hora de la misericordia: es decir, las 15,00 horas, momento en que Cristo murió en la cruz: "cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en mi misericordia, adorándola y glorificándola. Suplica su omnipotencia para el mundo entero".
5.- Propagación de la Divina Misericordia. Es que si no se entiende que la parte central del mensaje cristiano es el abandono en las manos de Dios y la parte central de la filosofía cristiana es la infancia espiritual. No hay manera. Por tanto, el culto a la Divina Misericordia hay que expandirlo por el mundo. En verdad que se está haciendo, sin alharacas pero con mucha eficacia.
¿Y adónde apunta todo esto? Pues donde siempre: la conversión. Y me temo que quede poco tiempo para convertirse. Como dice Santa Faustina: "¡Ay de aquellas almas que dejen la confesión para el final!".
Pero la clave sigue siendo la confianza en Dios, eso que lleva a las almas a la conversión. La cita, el próximo domingo.
Eulogio López