Los monarcas absolutistas franceses se exhibían ante el pueblo, quien podía verles atildarse o desayunar. Su poder era absoluto pero pertenecían al pueblo… que no tenía ningún poder pero sí la propiedad del mismo.
Su vida privada influye sobre sus decisiones públicas. Ergo, debemos conocerla
La vida privada de los políticos influye en la vida pública de todos los ciudadanos. Y la vida privada de cualquiera... también. Además, el bien es difusivo, el mal también, es lo denominamos escándalo. Esa separación que hacemos, tan interesada, entre nuestra vida privada y la pública no existe. Nuestra vida privada, especialmente la de los políticos, a la que le hemos otorgado un poder, no sólo repercute, sino que explica, su vida pública.
A los políticos les hemos otorgado demasiado poder como para ofrecerles también privacidad
No admitamos, sin pensarlo un minuto, que los políticos tienen derecho a su vida privada. Además, su vida privada explica su quehacer público.
En cualquier caso, no tienen derecho a la vida privada: les hemos otorgado demasiado poder para ofrecerles, encima, el privilegio de la privacidad.