- Sobre todo, los que tratan de erradicar la miseria cambiando "el sistema".
- Es decir, si se lucha por la pobreza y no por el pobre.
- Mejor hablar de desprendimiento que de pobreza.
- Y la pobreza, y la lucha contra la pobreza... también es un medio. El fin es Dios.
- Pablo VI hablaba de "dar a Dios, al Reino de Dios, el primer lugar en la escala de valores que son objeto de las aspiraciones humanas".
- Sobre todo, porque "sólo la pobreza de Cristo hace efectivo este desprendimiento afectivo de las cosas humanas para poner, por delante de las aspiraciones humanas, la relación con Dios".
- Para entendernos: que una cosa es la santa pobreza y otra la puta miseria.
El 5 de enero de 1977, el
Papa Pablo VI daba la clave, en una audiencia general, sobre el asunto de la pobreza.
¿Para qué la pobreza?, se preguntaba el Pontífice. Ojo, hablo de un
Papa considerado progre por los progres hasta que cometió el feroz error de
prohibir la píldora anticonceptiva. O sea, abortiva, con la
Humanae Vitae, de 1988.
Y
Pablo VI se respondía: buscamos la pobreza para "
dar a Dios, al Reino de Dios, el primer lugar en la escala de valores que son objeto de las aspiraciones humanas. (Sólo) la pobreza de Cristo hace efectivo este desprendimiento afectivo de las cosas humanas para poner, por delante de las aspiraciones humanas, la relación con Dios".
Un espíritu distinto y distante al de las ONG. Quizás por ello, la filantropía resulta tan aburrida y hasta
un tanto falsa. Porque ven cómo algunos luchan contra labores pero no por el pobre, a quien sólo utilizan para hacerlo los solidarios.
Quizás por ello, también,
algunos cristianos miramos con cierta desconfianza a esa progresía clerical que todo ello se fía al cuidado de los pobres. Cuando esa progresía trata de cambiar "el sistema" a favor los pobres,
entonces ya no hay ninguna duda: son unos farsantes.
Cuando esa progresía se arremanga y se dedica a los pobres entonces debe ser
aplaudida y apoyada. Ahora bien, el fin de los cristianos no es el pobre, es Dios. Y a los pobres se les cura por
amor de Dios, no a Dios por amor al pobre, porque entonces, la existencia se da de bruces con la falsedad y con la frustración.
O como diría
Pablo VI: desprenderse de las cosas para buscar directamente a Dios.
Las críticas miserables a
Teresa de Calcuta que hemos visto con su canonización explica lo canallas que son estos profesionales de la lucha contra la pobreza. Canallas y un poquito hipócritas.
Para entendernos: que una cosa es la
santa pobreza y otra la puta miseria.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com