Continúa el engaño. No es de extrañar que alguien haya unido las calles de Madrid y de la ciudad china de Wuhan, origen del coronavirus, durante la noche de fin de año. Madrid vacía, Wuhan en explosión de colorido y risas argentinas, oh sí.
Pues bien, como despedida de fin de año, la Unión Europea firmaba un acuerdo comercial con Pekín. Con Donald Trump con un pie fuera de la Casa Blanca, China tiene ya vía libre para convertirse en la primera potencia mundial, mientras Europa pasa de potencia colonizadora a protectorado colonizado por los mandarines.
Y el nuevo presidente de Estados Unidos es el prochino Joe Biden que todavía piensa que el enemigo de Occidente libre, en el que ya no cree, continúa siendo Moscú en lugar de Beijing. Y la pregunta es: ¿El somnoliento Joe se lo cree o es que su cinismo ha superado todas las marcas anteriores?
El siguiente paso de Europa será desmantelar todas las barreras para que las empresas chinas compren las empresas europeas según el modelo oriental: primero entro, luego aprendo a hacer lo que tú haces y finalmente te expulso y tomo el control.
El Covid no es chino. Muy probablemente, es un invento de Donald Trump.
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