El presidente de Cataluña, Quim Torra, ha presidido la ofrenda floral a su antecesor en el cargo, hace unos años, Lluís Companys, el héroe de los independentista catalanes. 

Sí, Companys fue fusilado por el Régimen de Franco y como a uno no le gusta la pena de muerte no le gusta. El Franquismo podía habérselo ahorrado.

Ahora bien, una cosa es esa y otra convertir al expresidente de la Generalitat en un héroe, al que se dedica plazas y se le brindan homenajes.

A los católicos les tenía especial manía

Y si, a pesar de esto, quieren hacerlo, pues vale, pues me alegro pero, al menos, que no se mienta sobre su figura. Porque Lluís Companys no fue un luchador por la libertad que pereció a manos de facinerosos. Companys fue un miserable quien dirigió el asesinato –si asesinatos-, sin pasar por ningún tribunal.

Que se ensañó, especialmente, con los católicos, quienes, al parecer, no le caían simpáticos. Bajo su Gobierno fueron asesinados 9.000 catalanes (seguramente fascistas) siempre por los habituales descontrolados, porque ya saben ustedes que en la democática II República, el régimen, los mandamases, eran muy buenos, pero había algunos milicianos y gentes que andaban “descontrolados".

A este personaje es al que ha rendido homenaje, en la mañana del martes, Quim Torra mientras exigía al Gobierno español que lo considerara un crimen de Estado.