• Las apariciones marianas se han multiplicado. Eso no es síntoma de falsedad, es que algo está ocurriendo. 
  • Sólo Garabandal y Medjugorje, por ahora, no han sido aprobadas por la Iglesia. Fátima, Ámsterdam, Akita y Kibeho, sí.
  A costa de Medjugorje, ediciones atrás de Hispanidad, explicábamos el peligro de censurar a la Virgen María. Y es que estamos en vísperas -espero- de la decisión del Papa Francisco sobre la sobrenaturalidad de Medjugorje. Y ahí la Iglesia se juega mucho. De hecho, insisto, dos son los temas donde nos jugamos el futuro: la Eucaristía y la atención que prestemos a las apariciones marianas, que es tanto como decir lo que nos preocupemos por las advertencias de Nuestra Madre. Y también estamos en vísperas -creo- de que termine el continuo mariano de hechos extraordinarios que comienzan en Fátima y terminan en la aldea Bosnia, apariciones que traspasan todos los continentes. Si el lunes hablábamos de las revelaciones marianas en la ciudad japonesa de Akita (1973-75), con varios años de lacrimaciones ante tantos testigos que nadie puede negar, salvo los de retorcida intención, hoy toca hablar de otra de los mojones en el camino de ese continuo mariano de hechos extraordinarios que suceden ante nuestras narices. Hoy toca África. En concreto, en concreto Kibeho (Ruanda), entre 1981 y 1989, donde Nuestra Señora se aparece a tres jóvenes. Las tres desaparecerían durante las matanzas entre hutus y tutsis, advertidas por La Inmaculada y que se perpetrarían entre 1994-95 y con un resultado aproximado de 800.000 asesinados. El obispo de Butare aprobó la sobrenaturalidad de las apariciones de Kibeho en 1988, incluso antes de que hubieran finalizado, obviando así la habitual excusa a la hora de dictaminar sobre Medjugorje: sólo se puede emitir un juicio definitivo cuando culminen las apariciones. En cualquier caso, Santa María insiste en el continuo: hay que convertirse porque la olla de la corrupción, es decir, del pecado, sigue una ley casi física (esto es mío, que conste) y en este momento está tan llena que amenaza con desbordarse o estallar. Las palabras de Nuestra Señora a la adolescente Alphonsine, de 17años, fueron, entre otras, estas: "El mundo está llegando a su fin, el regreso de Jesús está muy cercano". Alphonsine aclararía que la "Reina de los Ángeles ha venido para que nos preparemos para la Segunda Venida (sí, la que recitamos en el Credo). Tenemos que sufrir con Jesús, rezar y ser apóstoles". Insisto: apariciones aprobadas por el ordinario del lugar y que repiten la idea de Fátima, Ámsterdam, Garabandal, Akita, Medjugorje… Termino: Juan Pablo II lo explicaba así, precisamente en referencia a Medjugorje: "¿Qué más tiene que hacer la Virgen para que creáis en ella?". Porque hasta en estos tiempos de excepciones que dejan atónito al más bregado, sigue siendo cierta la vieja idea evangélica. Por sus frutos los conoceréis. Eulogio López eulogio@hispanidad.com