Después de Murcia, Cataluña es la comunidad autónoma que más dinero debe y a la que más ayuda España para que pague su dinero. El nuevo esquema de financiación de las CCAA del señor Montoro beneficia, sobre todo, a Cataluña. También es verdad, como el propio ministro de Economía (Guindos) reconoce en privado, que Cataluña está creciendo con fuerza. Pero eso sólo demuestra lo buenos empresarios que son los catalanes a pesar de la pésima clase política del Principado.

En cualquier caso, en pleno proceso de ayuda financiera de España a Cataluña, no al revés, Artur Mas (en la imagen) vuelve a echarse en manos de Oriol Junqueras, con el único objetivo de recuperar el proscenio perdido. Un nacionalista catalán sólo tiene un anhelo: que toda España viva pendiente de lo que ellos hacen, piensan o sienten. Es un narcisismo que ya más que juvenil empieza a resultar adolescente.

Todas las fuerzas vivas, sobre todo las económicas, aconsejaban a Mas que se olvidara de la convocatoria electoral de septiembre y que agotara la legislatura mientras se desinflaba el fervor independentista (que, como el disparate que es, ya se estaba desinflando). Es más, cuando convocó elecciones, a ocho meses vista, nada menos, todos respiramos tranquilos: era una forma de salvar la cara y de deshacer el camino andado en busca de la sensatez. 

Cataluña está recibiendo ahora mismo mucho más de España que lo que España recibe de Cataluña
Además, finalmente, y mira que le cuesta, Moncloa había entrado en razón. Ya no se conformaba con decir que la ley prohíbe la independencia catalana, una obviedad, sino que introducía el matiz (le ha costado dos años) de que esa ley hay que cambiarla pero no vulnerarla. Y lo que es más importante. Moncloa había cambiado su argumentario (dos años le ha costado) para pasar del legalismo a la soberanía nacional. Traducido: del Cataluña no tiene derecho a la autodeterminación al todos los españoles tiene derecho a decidir si se les arrebata su Cataluña… y no sólo los catalanes.

Y el tercer argumento por el que se estaba desinflando el independentismo era por el hartazgo de todos los españoles ante esos señores tan pesados que hacen gala de su aversión al resto del país, es decir, a mí mismo. En el fondo, todo la política de los secesionistas se basa en: "español, tú hueles mal y yo no quiero vivir contigo". Es decir, un desprecio paleto al resto de los españoles Y eso, claro, resulta que el resto de los españoles no lo lleva nada bien.

Al tiempo, se estaba desvaneciendo el peregrino argumento del "yo no quiero la independencia pero quiero votar para rechazarla en referéndum, por dignidad". Empezaba a caer por sí solo.

Pues bien, justo en el momento en que la sensatez, en forma de esos tres argumentos, se imponía, Artur Mas rubrica su acuerdo con Oriol Junqueras, quien, dicho sea de paso, le ha sacado todo a cambio de nada.

Pero con Artur Mas no hay nada que hacer. Lo digo yo, que siempre he sido un admirador de Cataluña
Y atención, lo hace justo en el momento en que Madrid empezaba a ceder -incluso de forma injusta frente a otras comunidades autónomas, como Madrid- en el aspecto financiero. Es decir, cuando los nacionalistas no identitarios, los catalanes autonomistas y tratables, recibían el premio a su paciencia en forma de mejor financiación autonómica, el cansino Mas vuele a echarlo todo a rodar.

Señor Mas: ¡váyase usted a freír espárragos! En Hispanidad hemos justificado las justas peticiones del nacionalismo catalán, pero con este personaje narcisista es imposible justificar nada. Aplíquese la ley y sin miramientos, sean cuales sean las consecuencias. Porque este señor, el señor Mas, no tiene remedio. Yo, al menos, y soy un español admirador de Cataluña, me rindo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com